ANTONIO QUEVEDO SUSUNAGABRECHANDO“CON LA LENGUA DE FUERA”El PRI tiene que resolver, primero para competir con posibilidades en el Estado de México y en Coahuila, definir la situación con la alianza PAN, PRI y PRD. El otro aspecto relevante es que Alito Moreno, dirigente nacional del PRI, aunque es legal su representación, él ha perdido su calidad moral frente a miles de priistas y millones de mexicanos que harán posible los triunfos o las derrotas en el 2023 y en el 2024.Y se advierte, que Alito no manda en el Estado de México, los que van a decidir la elección son la gente de Enrique Peña Nieto, el Grupo Atlacomulco, y en esta estructura no cuenta la opinión de Alito.La exdirigente nacional del PRI, Dulce María Sauri Riancho, una priista sensata, dijo que es conveniente que Alito cumpla su período, sería bueno que se retirara para resolver su situación personal, dejar que los priistas determinen lo que deban hacer en el 2024.Pero aún con todas complicaciones que hay en el PRI, deberán atender estos problemas o de lo contrario llegarán con “la lengua de fuera” el 19 de agosto del 2023, sino se reordena el partido.La vida política del PRI esta prendida de un hilo, porque sólo le queda dos gubernaturas, que tendrá que compartir con el PAN, como también tendrá que compartir con los panistas las candidaturas del 2024, que pueden ser triunfos, aunque las probabilidades más pronunciadas es que puede ser una derrota anunciada.El priismo existe, hay inconformidad y división interna, la corrupción de sus dirigentes y expresidentes lo han hundido, al grado de que el sistema que usaron para gobernar caducó, es inoperante y esto obliga a que haya refundación o rescate gigantesco.En los estados, los priistas intentan reorganizar, recuperar parte de esas fuerzas políticas de las que gozaron, sobre todo, en Sinaloa, que fue uno de los priistas derrotados qué mejor estaba.En Sinaloa, la dirigente estatal, la diputada Cinthia Valenzuela, está haciendo su tarea, pero no puede avanzar porque debe existir una decisión nacional antes para lograr la reorganización partidista en los estados y en los municipios.Es un papel muy complejo la situación del PRI, porque una parte la jalaron para Morena y con Rubén Rocha Moya, la otra parte de los auténticos priistas se la siguen rifando para elevar la presencia política del priismo y otros no están de acuerdo en hacer política junto a los panistas.El atractivo para algunos militantes es ganar la dirigencia estatal, muchas veces sin pensar en el partido como organización, sino como un espacio de poder político que les ayude a negociar sus futuros intereses.Las nuevas generaciones de los priistas seguramente no piensan en instituciones, sino en los millones de mexicanos que reclaman atención, deberán pensar en qué los apoyos que requiere la gente dárselos, como lo hace Morena.Los priistas de Sinaloa como los del resto del país, están esperando a que llegue alguien para que convoque a la “unidad priista” y prácticamente volver a e empezar con el trabajo partidista, la tarea que tienen no es sencilla.Hay quienes opinan que los priistas deben asumir un papel crítico contra el quehacer político de Rocha Moya; sin embargo, la parte de los priistas que están en este gobierno consideran que eso no es necesario. Pero una actitud pasiva es dejar huérfana a una oposición real.Es evidente que las definiciones políticas en el PRI vendrán una vez que haya una conciliación interna, que no será fácil, dado que Alito Moreno está pensando en manejar las estrategias políticas hasta el 2024, cuando se compita por la presidencia de la república, la renovación del senado y las diputaciones federales, esto es lo que le puede generar un capital político al dirigente saliente. Navegación de entradas Notas del Estado Columna