BENJAMÍN BOJÓRQUEZ OLEA
COLUMNA: SOBRE EL CAMINO
Cuén: entre el amor y el odio…
En la vida hay decisiones que deben ser consideradas en un determinado momento, más aún, cuando se trata de un político que goza de itinerancia como pocos en Sinaloa.
De cabello oscuro, afable, dialoguista, hablar no tanto pausado y humor caustico, se le conoce por la prosa filosa y una voluntad firme. Ya todo un veterano de las luchas sociales en Sinaloa, fue alcalde de la capital sinaloense, funcionario de primer nivel y candidato a gobernador y senador en pasadas elecciones locales y federales. Además, se le recuerda como un personaje anticipativo y que también ha cometido errores políticos precisamente por eso. En su historia pública ha provocado escozor por distintos actores de la política sinaloense, lo cual considero normal.
A Cuén, es para algunos un gran político conciliador y para otros un entreguista. Sin embargo, ¿quién es Cuén?, ¿por qué es amado y odiado a la vez?
Sus ideas y convicciones evocan un tono hasta cierto punto pasivo, pero nadie puede negar que la itinerancia del maestro y líder moral del PAS provoca espasmos políticos para quienes se consideran reyes de la verdad absoluta e impolutos, pero no mueven un dedo para beneficiar al pueblo sinaloense, a menos de que estén ejerciendo el poder, de lo contrario, se esconden en sus respectivas cuevas. Para sus partidarios esa mirada retrospectiva caracteriza a un líder con compromisos permanentes con la justicia social, el fortalecimiento del Estado o los principios tradicionales de la política.
Podrán decir lo que quieran, pero las discrepancias son inevitables. Una sociedad democrática se define por la pluralidad de juicios y valoraciones. Carece de lógica pretender que todo se resuma en una perspectiva única.
Como líder político, el estilo de Cuén le ha permitido abrirse camino, donde la política – de acuerdo con el Diccionario de Oxford – “se práctica según la conveniencia, convicciones, arbitrio o estilo del gobernante o dirigente”. La definición remite a esa imagen repetida de Cuén hablando los 365 días del año a la ciudadanía desde cualquier punto de la geografía sinaloense, pues estando dentro o fuera de la función pública siempre ha buscado el cómo “SI” ayudar a la gente con distintos programas sociales.
El juego de suma cero es abonado por Cuén tanto como por sus detractores. La polarización —término de moda— es una creación artificial, fundamentalmente un discurso utilizado como medio para obtener o conservar el poder, según convenga a tirios o troyanos.
Sin embargo, ante la creciente polarización social, ¿qué podría pasar en el 2024? Cuén con sus decisiones le apuesta al vinculo generado, y con ello, protección, un mensaje claro derivado por filtrar fotografías en redes sociales con un presidenciable, ahí está su capital político, tomando en cuenta el respaldo de un movimiento político fuerte ya que Morena es poco más que un rótulo electoral.
Lo cierto es que, magnifica una muy posible unidad y fortaleza, que finalmente termine con una sequía política electoral para el líder moral pasista. Para que eso suceda tiene que darse un enroque en la sucesión presidencial en el 2024.
Cuén no se esperó a nada y sin escatimar en el estudio político prefirió definirse a favor del secretario de gobernación federal, Adán Augusto López Hernández, provocando un sinfín de comentarios negativos y positivos, jugada anticipada, pero con la oportunidad de salir airoso. Eso, a mi criterio, pone nervioso a más de un político con pretensiones al mismo cargo que busca Cuén en el caótico proceso electoral que se avecina en el 2024.
Para el líder moral del partido PAS en Sinaloa, la Ciudad prohibida de Beijing, al igual que Troya o Cartagena tuvo solamente un problema: la tentación de ser demasiado perfecta para ser verdad. Estos palaciegos relativamente pequeños de entre miles de hectáreas, albergaron durante siglos los tesoros políticos y económicos más valiosos de imperios que buscaban no mucho más que vivir en paz y en busca de la congruencia y de la nueva forma de realizar política.
Sin embargo, en un mundo de intereses, sobre todo uno como el actual, no se puede prescindir de la notoriedad que da una ciudad u Estado en pleno apogeo político, pues la decisión tomada por el líder moral del PAS, es en los grandes hombres, la forma de interponer el interés público, los valores, las convicciones al poder y al oropel del cargo. Sin embargo, la decisión de Cuén tiene unos pros y unos contras, ganar o perder. Así de sencillo.
GOTITAS DE AGUA:
Y Cuén cuenta con esa parte, sin estirar mucho la liga, genera envidia de muchos políticos de izquierda y derecha, de ahí aplica el título de mi columna de hoy, “Cuén: entre el amor y el odio”.
Más allá de ganar o perder elecciones, Cuén Ojeda, cuando ha llegado a estar sentado en el poder, no ha requerido ideologías, sino dar resultados. Eso pasa por desplegar políticas públicas eficientes y una política de comunicación asertiva. En definitiva, tener reputación y construir capital político todos los días.
El capital político no ha sido difícil de lograr, pero es muy fácil dilapidarlo con malas políticas, pues más que las ideologías o las razones que han llevado al líder moral del PAS, es vital dejar un legado. Para Cuén no cabe duda de que será su gran “baza electoral” de cara a los comicios de 2024. Pero, ¿y el resto de los pretensos? ¿Cuáles serán sus credenciales? Solo el tiempo y las circunstancias lo dirán.
Más allá que Cuén logre mantener la buena estrella o no, una cosa es cierta: nadie podrá quitarle el mérito de ser un personaje político que ha logrado definir por sí mismo una época en nuestra entidad, misma que aún forcejea entre “el amor y el odio”.
Héctor Melesio Cuén Ojeda es conocido en todo el esqueleto sinaloense, de eso no hay duda, si quiere hacer política que la haga, pero necesita lo que requiere todo político, el respaldo presidencial, para desde luego, unir a su favor a los grandes capitales políticos empresariales y primarios del Estado con lo que cuenta cada político bendecido desde Palacio Nacional. Queridos lectores, a mi juicio, ningún político llega por obra de la casualidad al poder. Todo es negociado un poco antes de cada contienda electoral. “Si cierran la puerta, apaguen la luz”. “Nos vemos el Lunes”…