ANTONIO QUEVEDO SUSUNAGA

BRECHANDO

ROMPIMIENTO EN MORENA

El presidente Andrés Manuel López Obrador se ha anticipado al inminente rompimiento en Morena, por uno o dos aspirantes a la presidencia de la república, como también de grupos que buscarán sacarle raja a los priistas, panistas o empresarios.

El primero que ha dicho que no participara es el senador Ricardo Monreal, que ha “chantajeado” no estar de acuerdo con la forma en que se erigirá al próximo candidato presidencial por Morena, porque está seguro, el que resulte prácticamente tiene el triunfo amarrado.

En la práctica política, Monreal no se siente de Morena, su “corazón político” está más cerca de los priistas, el ejemplo claro es el rostro y alegría que difundió con la foto del exgobernador de Michoacán, Silvano Aureoles, que este demandado por corrupción, ante la fiscalía general de la República.

La derrota que sufrió Morena en la ciudad de México se la acreditan, en parte a “una traición política” de Ricardo Monreal.

El otro aspecto es que ha tenido una actitud cuestionadora contra la política del combate a la delincuencia y la atención a la pobreza del presidente López Obrador, en donde ha hecho planteamientos hacer una revisión en mensajes coincidentes con Dante Delgado Rannauro.

En su papel de rebeldía política y cuestionadora, llevó al presidente enviar a la secretaria de gobernación Olga Sánchez Cordero para que se hiciera cargo de la mesa directiva del Senado de la República y fue una “cuña para Monreal”.

El asunto es que el presidente López Obrador, nunca le va a perdonar a Monreal, es que se aliara con Dante Delgado Rannauro, para acudir a Veracruz a garrotearle al gobernador Cuitláhuac García Jiménez, por el caso de una detención de un auxiliar de Monreal en el senado.

Desde este momento, es evidente que Ricardo Monreal estaba dando la señal que estaba jugando fuera de Morena, contra la gente “calificada de Morena” y esto tiene un precio político, el quedar fuera de la mención cuando el presidente “destapa las corcholatas”.

Entre los miembros y dirigente de Morena, ven en Ricardo Monreal, a un político al viejo estilo priista, que esperaba el dedazo para ubicarse entre los presidenciables, y al dejarlo fuera de esta lista el presidente, al no considerarlo como un sucesor confiable, la gente de base de Morena y los apoyados de López Obrador no contemplan a Monreal.

El otro que debe demostrar quién es, sin duda, es Marcelo Ebrard, que si desea ser candidato presidencial deberá darse un “baño de pueblo” y de los morenitos.

En la práctica política Marcelo no tiene ese contacto con el pueblo, es un político de élite.

La contienda presidencial en el seno de Morena estará entre Claudia Sheinbaum y Adán Augusto López Hernández, que finalmente son los aspirantes de mayor confianza de López Obrador. Estos dos aspirantes son los que deberán prepararse para el mayor golpeteo político.

Es indiscutible que Adán Augusto puede convertirse en el sucesor ideal de López Obrador, el que garantice la continuidad y el seguimiento de la Cuarta Transformación.

Adan Augusto, le saca experiencia política a Claudia, que tiene muy buenos atributos, pero le hace falta ese colmillo que Adán le sobra.

Es posible que en estos momentos en las encuestas Adán Augusto salga por abajo de sus competidores, pero todavía estamos a dos años y está en Gobernación, un espacio clave para el quehacer político del país.

Es muy importante para López Obrador saber quién puede ser el sucesor que le garantice la continuidad de la Cuarta Transformación del país, un trabajo que está a la mitad y que representa un gran reto por la presión que ejercen los neoliberales.

El otro reto será para Mario Delgado, que deberá cuidar que Morena no se desforme, que resuelva la elección de los delegados y que respondan al auténtico sentir de lo que están buscando como partido.

Es evidente que el riesgo para Morena no es menor, como también a los gobernadores les toca jugar un papel con mayor sensibilidad política, en el caso de Sinaloa, a Rubén Rocha Moya.