
Alejandro Moreno
Generaciones y democracia
Quienes nos quedamos con el concepto y expectativa de la democracia de los 90 y principios del siglo, tenemos que abrir la mente a lo que viene.
Los datos del estudio Latinobarómetro 2024, una encuesta realizada en 17 países de América Latina y el Caribe, marcan algunas diferencias generacionales en la forma como las personas ven y aprecian la democracia.
Las generaciones de mayor edad, tanto los Baby Boomers (nacidos entre 1946 y 1964) como la Generación X (1965-1980), expresan un mayor apoyo a la democracia; mientras que las generaciones más jóvenes, tanto Millennials (1981-1996) como la Generación Z (1997-2012, o hasta 2007, los ya adultos), se muestran más escépticos hacia esa forma de gobierno.
Esas diferencias nos llevan a pensar en el futuro de la democracia, cuya suerte dependerá, en parte, de lo que las nuevas generaciones valoren y hagan.
En una ponencia que estaremos presentando a mediados de mayo en la reunión anual de WAPOR, la organización de encuestadores a nivel mundial, junto con mi colega Marita Carballo, una distinguida encuestadora argentina y expresidenta de la Asociación, nos propusimos a analizar los datos para tratar de entender esas diferencias generacionales y, acaso, echar una mirada al futuro de la democracia en la región.
Esto último depende, por supuesto, de diversos aspectos y no sólo de las opiniones de la gente. Pero estas últimas son fundamentales como base de apoyo y legitimidad.
Lo que el estudio Latinobarómetro nos muestra es una brecha generacional en los puntos de vista hacia la democracia. Como mencioné, las generaciones jóvenes parecen ser menos apegadas y más escépticas hacia esa forma de gobierno, en algunas de las preguntas.
Pero eso no quiere decir que rechacen a la democracia. Las generaciones más jóvenes, y en particular la Generación Z, no se ven tan convencidas de lo que hasta ahora han sido pilares de la democracia representativa: son particularmente incrédulas respecto a las élites políticas, e incluso de los partidos, del Congreso y de las propias elecciones.
No obstante, los ciudadanos y ciudadanas de menor edad han puesto su preocupación en temas que definitivamente amplían la agenda democrática: una mayor igualdad, equidad, reconocimientos de derechos, entre otros.
Pensar que las generaciones jóvenes están dando la espalda a la democracia no es del todo acertado. Lo que sí parece estar sucediendo es una reformulación del concepto de democracia.
Una limitante de las encuestas hasta ahora es que no nos permiten ver del todo qué nueva conceptualización es esa. Los cuestionarios tanto de este estudio como de otros similares se desarrollaron en los años 90 bajo las ideas imperantes sobre democracia y democratización, integridad electoral, separación de poderes, transparencia, instituciones fuertes y una sociedad civil vibrante.
Para muchos de nosotros, esos aspectos de la democracia, y en especial de la democracia liberal, siguen vigentes y son el estándar. No obstante, el escepticismo de las generaciones nuevas hacia la democracia sugiere no un abandono sino una reformulación.
La proporción de demócratas liberales es muy similar entre las distintas generaciones en la región, y el apoyo churchilliano a la democracia es prácticamente el mismo, con diferencias apenas dentro del margen de error.
Lo que sí diferencia a las generaciones son aspectos conceptuales, como el papel de los partidos, la oposición, la prensa, las redes sociales. Como dije, no se puede a partir de esto deducir la manera en que se está reformulando el concepto de democracia, pero parece que un cambio conceptual está teniendo lugar.
De esta manera, el futuro de la democracia visto a través de la ventana generacional no es hacia el abandono, sino hacia la reformulación. Las nuevas generaciones parecen estar perfiladas a cambiar el rostro de lo que hoy entendemos por democracia, un concepto que ha evolucionado enormemente desde que el economista Joseph Schumpeter la definió en términos minimalistas de competencia electoral hace 80 años.
La democracia evoluciona y su conceptualización también. La nueva conceptualización luce con tintes generacionales. Quienes nos quedamos con el concepto y expectativa de los 90 y principios del siglo, tenemos que abrir la mente a lo que viene.
Mientras tanto, el riesgo es que los populismos contemporáneos también traen su propia idea de democracia. Al parecer, podría avecinarse una pugna por lo que significa hoy en día la democracia, la visión de las nuevas generaciones y la de las opciones populistas.

MAY 2 2025