COLUMNAS POLÍTICAS DE SINALOA
VIERNES 18 DE ABRIL DE 2025COLUMNAS
COLUMNAS POLÍTICAS DE MEDIOS IMPRESOS Y PORTALES
MALECON
Pura obra de malgastar
El Gobierno de Sinaloa y el de Culiacán se ha centrado en apostar por las gigantescas obras públicas en materia de vialidad, pero el municipio sigue careciendo de infraestructura básica y de un reordenamiento real del espacio público a beneficio de peatones. Se van a invertir más de 600 millones de pesos en un malecón nuevo en Culiacán, uno que jamás había sido solicitado por la ciudadanía y en una zona que realmente tiene diversas salidas viales, pero se congeló el proyecto del metrobús en las principales vialidades de la ciudad solo porque este fue ideado por el ex Alcalde Jesús Estrada Ferreiro.
Las calles de Culiacán, además de tremendos baches y de alcantarillas que parecen ombligo de tanta capa de asfalto con la que han resanando las vialidades, no están marcadas correctamente, pues al parecer al Ayuntamiento que preside Juan de Dios Gámez Mendívil no le alcanza para la pintura con la que se deben marcar los carriles y pintar los topes. En cuanto al ordenamiento vial, en la zona sur de Culiacán sobre la Avenida Patria es un albur moverse, ya sea en carro, camión o a pie, pues las banquetas están ocupadas por negocios, los semáforos son sugerencia, y no existen pasos peatonales seguros a pesar de ser una de las zonas más conflictivas en cuanto a accidentes vehiculares.
Una historia similar se registra en la zona norte de Culiacán, sobre el Bulevar Santa Fe, en donde los domicilios se adueñaron de los andadores, hay zonas donde los vehículos toman sentido contrario en hora pico para evitar la fatiga de buscar un retorno, tiene más de un mes una reparación en la calle de más de cuatro metros de ancho, y los vendedores ambulantes agarran hasta dos carriles de la calle para acomodarse. Específicamente hay una colonia, Fincas del Humaya, donde hay cerca de ocho vehículos abandonados acomodados en vía pública, una calle que debería ser libre fue cerrada por los vecinos con postes para convertirla en una vialidad privada, y las banquetas son cocheras, con total impunidad.
Estos espacios son solo un ejemplo de la carencia de un sistema de Tránsito Municipal efectivo para la ciudad. Se entiende que exista un déficit de agentes de Tránsito Municipal ante las carentes prestaciones que se ofrecen por parte del Estado, y que por ello no se den abasto para hacer inspecciones de rutina, pero es imposible que mientras se vaya a construir un malecón de más de 600 millones de pesos nos falte mucha atención en temas tan mundanos. Eso sí, aunque falten tránsitos el Gobernador se hace acompañar de un convoy cuando se desplaza, mismos que van deteniendo el tráfico para que él pueda moverse sin problemas a cualquier hora.
Turismo que no despega
A pesar del esfuerzo del Ayuntamiento de Culiacán por fomentar el turismo local durante Semana Santa, el programa “Ruta Tesoros Escondidos” arrancó con escasa participación: apenas cinco personas abordaron el turibús en su primer recorrido y uno de los horarios tuvo que ser cancelado por falta total de asistentes. La intención era buena: redescubrir el Centro Histórico a través de un paseo guiado en turibús por espacios como el Hospital del Carmen, el Colegio Rosales, el Mercado Garmendia y la Catedral. Sin embargo, la respuesta ciudadana dejó claro que el entusiasmo institucional no siempre se traduce en interés colectivo.
Esta falta de participación no debería sorprender si se consideran varios factores. Primero, la promoción del evento fue limitada. Fuera de publicaciones en redes sociales oficiales, no hubo una campaña lo suficientemente robusta para despertar curiosidad o emoción. El proyecto parece haber nacido dentro de una oficina y quedarse ahí, sin bajar a la realidad cotidiana de quienes podrían disfrutarlo. Segundo, el formato y los precios no resultan especialmente atractivos. Muchos ciudadanos sienten que estos lugares ya los conocen o, peor aún, los han naturalizado dentro de una rutina en la que no se perciben como espacios turísticos.
Y tercero, y quizás lo más importante, el contexto urbano actual pesa. No solo Imala ha sido golpeada por la violencia. También lo ha sido la ciudad misma. Las calles del Centro, las colonias tradicionales y los espacios cotidianos que se buscan destacar han sido, en distintas ocasiones, escenario de hechos violentos, operativos armados o persecuciones. La memoria reciente no olvida las balaceras, las cámaras clandestinas, los bloqueos y el temor generalizado que aún persiste. ¿Cómo invitar a recorrer con calma una ciudad donde aún muchos evitan ciertos trayectos por miedo? ¿Cómo generar interés por lo bello cuando lo primero que salta es lo incierto?
El turismo urbano no se construye solo con camiones decorados ni con horarios fijos. Requiere contar historias, crear experiencias, involucrar a las comunidades y ofrecer algo más que un paseo: una conexión con el entorno. Pero para que eso ocurra, primero hay que sanar ese entorno. No con discursos, sino con acciones sostenidas que devuelvan confianza y reencuentro. El reto no es solo atraer visitantes, sino lograr que sus propios habitantes se sientan seguros de mirar su ciudad de frente. Porque sin seguridad, no hay turismo que florezca.
Sin miedo, a reencontrarnos con Altata
Por el momento en que atravesamos resulta obvio que en centros de recreación como el puerto de Altata, que por supuesto no es lo mismo que Mazatlán, tengan números negativos en este esfuerzo que han hecho los lugareños por ofrecer sus servicios con todo y lo golpeados que están. Sin embargo si hay que destacar el esfuerzo que han hecho tanto los empresarios locales del más importante de los destinos en el centro del Estado, y también de los gobiernos local y estatal, por rescatar un poco de lo mucho que han tenido que dejar ir durante la crisis por la que atravesamos.
Los culiacanenses, navolatenses, y visitantes de otros municipios cercanos a Altata, se dejaron ir desde este Jueves Santo, sin embargo no ha sido suficiente. La raza sigue cizcada porque han sido siete meses muy difíciles por los que hemos atravesado. De destacar, insistimos, que los paseantes hayan respondido al llamado con todo y sus miedos, y que ya vimos replicando a medios como Noroeste, que ya era justo salir del encierro que también hace mal. Ahora esperamos que los números puedan mejorar desde hoy y lo que queda de fin de semana para tratar de distraernos, aunque estemos conscientes de que las cosas no están ni cerca de lo que deseáramos.
Un recorrido realizado por nuestros colegas pudo recoger justo eso, que a diferencia de años anteriores, lancheros del malecón de Altata, han registrado un 50 por ciento menos de ventas en los paseos, este Jueves Santo. Pero también que los visitantes prometen dejar sus miedos, confiar en nuestras autoridades y esperar que podamos todos reencontrarnos con los recuerdos de la brisa, el olor a mar, el sabor de nuestra inmensa gastronomía de Cuaresma y hasta de disfrutar de la música de banda en los atardeceres de nuestras bellísimas playas. ¡A cuidarnos todos! (Noroeste)
OBSERVATORIO/ ALEJANDRO SICAIROS
En Sinaloa el narco busca alto impacto
Vocería: ajustar informes a la realidad
Por el exceso de alarde sobre los arsenales bélicos de los cuales aún dispone la delincuencia organizada, ostentación que fue evidente en el disparo de más de mil balas de grueso calibre contra la base de la Policía Municipal en el sector Los Huizaches de Culiacán, la Mesa de Coordinación para la Seguridad Pública en Sinaloa tendrá que dar respuestas operativas del mismo tamaño que la saña y ventaja que el crimen muestra en sus ataques a corporaciones y población civil. Inclusive, el discurso deberá virar a tratar los sucesos violentos tal cual son, sin matices.
En ocasiones las respuestas de las autoridades preocupan más que los eventos delictivos en sí pues desde la semántica oficial emanan códigos de descoordinación o el manejo a situaciones tan delicadas se percibe superficial y deshumanizado. Una vez que los hampones esparcen muerte y terror, la ciudadanía voltea hacia el Gobierno tratando de hallar confianza y certeza en cuanto a la protección ofrecida. Es un error darle retórica sin que sea pasada antes por los filtros de la prudencia.
La Vocería a cargo del Secretario General de Gobierno, Feliciano Castro, y de la periodista Verona Hernández, estaría emplazada a ajustar el manejo de la información según el desarrollo de la narcoguerra que continúa afectando a personas inocentes como es el caso del agente preventivo muerto y los dos policías y una mujer heridos en el ataque a instalaciones de la Dirección de Seguridad Pública y Tránsito Municipal en Los Huizaches.
Al principio de la narcoguerra, la información aportada con puntualidad por la Secretaría de Seguridad Pública del Gobierno del Estado contribuía a que la población tomara decisiones de autoprotección a partir del conocimiento de la realidad; hoy la Vocería se dedica a contar los logros como las videocámaras ilícitas de videovigilancia aseguradas, los narcolaboratorios destruidos, los vehículos recuperados, los generadores de violencia aprehendidos y las armas que les quitan. Y está bien que lo haga, pero urge que empaten la realidad exitosa que presentan con la autenticidad que reporta la gente al hallarse en medio del fuego cruzado entre grupos del narcotráfico.
O en todo caso plantear si el esquema de Vocería para temas de seguridad pública tendría que ser ajustado a cómo evoluciona la narcoguerra. Los choques entre criminales en lugares y horas inesperadas; el despojo de carros poniéndoles a particulares o familias la ametralladora en el pecho; los ciudadanos que abandonan el encierro creyendo que hay condiciones para hacerlo y mueren entre fuegos cruzados; los negocios que cierran ampliando la mancha de ciudad desierta. Todo esto indica que en vez de una conferencia de prensa diaria o cada tercer día, lo que importa es emitir alertas oportunas sobre las áreas urbanas y rurales en que se mueve la delincuencia y reducir los niveles de exposición de la población a la violencia.
Seguramente en eso están los estrategas y equipos de inteligencia de las Bases de Operaciones Interinstitucionales. Aunque también tendrían que descifrar la advertencia que quiso enviar la célula delictiva que exageró al dejar huella de la capacidad para matar y fundamentalmente infundirle miedo a los habitantes de la zona en que ocurrió el atentado a la Policía y también a los culiacanenses sin distingos a través de las imágenes difundidas que muestran cómo les tatuaron demasiado plomo a fachadas de inmuebles y al pavimento.
El sentido común, que suele ir más rápido que la capacidad de reacción de la fuerza pública, ve que alguno de los segmentos escindidos del antes compacto Cártel de Sinaloa persevera en plasmar la potencia de sus arsenales y sicarios y la dirige hacia el eslabón más débil de la seguridad que es la Policía Municipal. Tal vez no se trate de un ataque directo a la corporación en sí sino de la definición selectiva de objetivos de fuerte resonancia en medios y conversación colectiva.
Y el problema sería mayor si el Ejército, Marina, Guardia Nacional y Policía Estatal Preventiva carecen del diagnóstico profundo de lo que sucede en Sinaloa, sobre todo en Culiacán y Mazatlán, donde los hechos de violencia exacerbada sí se han reducido pero los crímenes de alto impacto impiden que se asiente la percepción de paz, con eventos como el asesinato de nueve internos de un centro de rehabilitación, el uso de drones con explosivos para frenar operaciones de las BOI, la mujer que el miércoles murió al impactarle en la espalda una bala perdida, y la salvaje acometida contra un cuartel de la SSPyTM en la capital del estado.
Reverso
Los delincuentes mensajeros,
Con sus crueldades evidentes,
Son más eficaces voceros,
De la muerte de inocentes.
Sesteo, fe y tregua
El flujo de vacacionistas a Mazatlán y Altata es la gran aportación ciudadana al esfuerzo por retomar la normalidad y destrabar lo bastante que está atorado después de siete meses de que Sinaloa es campo de batalla de dos segmentos del Cártel de Sinaloa que chocan incesantemente. Ponemos la tranquilidad a cargo de 14 mil elementos de las instituciones seguridad, socorro y auxilio, que se encuentran en 198 playas, ríos, y centros de recreación a los cuales se espera que lleguen alrededor de dos millones de vacacionistas. Por favor, no nos descuiden. (Noroeste)