Por: EL ECONOMISTA
Eduardo Ruiz-Healy
En otro episodio de la interminable carrera de Estados Unidos por mantener su hegemonía tecnológica, Joe Biden decidió despedirse de la presidencia restringiendo la exportación de chips avanzados de Inteligencia Artificial.
Aunque la medida se presenta como una defensa de la seguridad nacional, no deja de ser irónico que también alcance a México, un país al que EU rara vez considera un jugador relevante en esta competencia global. ¿Acaso temen que el crimen organizado o la corrupción en sectores estratégicos estén más avanzados en IA que las propias instituciones mexicanas? Más bien parece un recordatorio de que la confianza en los aliados depende, sobre todo, de qué tan estrictos sean sus controles o, tal vez, de qué tanto dependan de EU.
La Norma Final Provisional sobre la Difusión de la Inteligencia Artificial, publicada hoy en https://tinyurl.com/mur365np, restringe la exportación de estos chips a China, Rusia, Irán y Corea del Norte. Sin embargo, aunque no lo menciona explícitamente, también incluye a México al limitar las exportaciones a países donde exista el riesgo de que estas tecnologías sean mal utilizadas o caigan en manos equivocadas. Para EU, los controles laxos y la prevalencia de la corrupción en sectores clave convierten a países como México en socios menos confiables.
Estas restricciones golpean directamente los ambiciosos planes de la presidenta Claudia Sheinbaum para convertir a México en un referente tecnológico. Proyectos como las ciudades inteligentes o la mejora de servicios públicos mediante IA podrían no realizarse debido a la limitación en el acceso a chips avanzados, cuyo precio ahora será mayor en el caso de que se autorice su exportación a México. Si bien la presidenta busca modernizar al país, esta situación evidencia su alta y peligrosa dependencia crónica de recursos externos.
Ante este nuevo escenario, es imperativo diversificar las alianzas tecnológicas. La Unión Europea, con Alemania y Francia a la cabeza, podría ser una opción viable gracias a su tecnología avanzada. India, con su crecimiento tecnológico acelerado y buenas relaciones con EU, también destaca como un socio estratégico. Incluso alianzas regionales con Brasil y Chile podrían fortalecer la posición de México en innovación. Aliarse con China no sería adecuado, ya que tensaría aún más la relación con EU.
Donald Trump ya anunció que mantendrá vigentes estas restricciones e incluso podría endurecerlas. Con un consenso bipartidista en el Congreso de EU para limitar la expansión tecnológica de China, México se encuentra en una posición particularmente vulnerable.
Si Claudia Sheinbaum quiere que nuestro país participe en la carrera tecnológica global, deberá actuar con rapidez y determinación. La lenta adaptación al T-MEC y la incapacidad de capitalizar la relocalización de cadenas de suministro durante la pandemia son recordatorios de los errores que en el pasado cometieron los sectores público y privado del país.
Al final, no se trata sólo de comprar tecnología, sino de invertir en investigación y desarrollo local. ¿Podrá México cambiar su narrativa tecnológica o seguirá siendo un espectador en las grandes transformaciones globales? La respuesta a esta pregunta dependerá de las decisiones que se tomen hoy.
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ENE 15 2025