Sergio Sarmiento

Para las letras no existen las fronteras; prosperan en la libertad; emprenden travesías de ida y vuelta; no portan pasaporte, aunque algunos políticos quieran imponérselos.

La Feria Internacional del Libro de Guadalajara, el mayor festival de cultura de México, recibe este año a España como invitada de honor. “Camino de ida y vuelta”, reza el lema de la reunión. Para algunos de nuestros políticos esto es un doble agravio. El expresidente López Obrador decretó en 2023 que la FIL es un “cónclave de la derecha”, porque ha traído a autores como Mario Vargas Llosa. Ahora tiene la osadía de celebrar las letras españolas cuando ya el supremo gobierno, en su infinita sabiduría, ordenó una “pausa” en las relaciones con esa nación.

La larga mesa del presídium en la inauguración no tuvo un solo representante del Gobierno federal. El mundo de los libros, el de las ideas, no le es grato al régimen. Ricardo Villanueva, rector de la Universidad de Guadalajara, afirma que “la FIL es libertad”, “la FIL es un acto de amor”, y añade: “Quiero agradecer a España ser nuestra cómplice”. Ernest Urtasun, ministro español de cultura, advierte que su país “le quiere rendir aquí, en Guadalajara”, un tributo “a lo que el exilio, hace 85 años, significó para nuestra historia y para la salud de ese nexo entre México y España”. El vínculo entre ambos países está “hecho de pasados comunes”, de “aprendizajes futuros” y de “caminos de ida y vuelta”. En este “cónclave de la derecha” participa Cuauhtémoc Cárdenas cuyo padre, Lázaro Cárdenas, abrió las puertas al exilio español.

Hay en la feria muchos escritores españoles. Irene Vallejo, autora de El infinito en un junco, me expresa su admiración por Juan Rulfo; de hecho, su hijo se llama Pedro, por Pedro Páramo. Su esposo, Enrique Mora, profesor de historia del arte en la Universidad de Zaragoza, explica que al enseñar el surrealismo usa a México como punto de partida y no a los surrealistas franceses. Algunos autores españoles son famosos, como Rosa Montero, Fernando Aramburu, Santiago Posteguillo o Joana Marcús, esa joven de 24 años que ha vendido cientos de miles de libros. Otros son menos conocidos, pero no menores en calidad.

Participan cientos de mexicanos con ideas muy diversas que no forman parte de ningún cónclave. Muchos vienen de otros países, como Abdulrazak Gurnah, nacido en Tanzania y ganador del Premio Nobel de Literatura de 2021, quien ha hecho de sus narraciones un punto de encuentro entre África y la Gran Bretaña.

Mia Couto, ganador del Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances 2024, no es español, sino mozambiqueño (no, el gobierno mexicano no ha decretado una pausa en las relaciones con su país) y escribe en portugués. En su discurso afirma: “Como muchos de mi generación, soy originario de ese México que me llegó a través de sus libros, sus canciones y su pintura”. Su padre le enseñó la poesía de Octavio Paz: “Sin entender comprendo: también soy escritura”. Cita a Rulfo y a José Emilio Pacheco para afirmar: “Llamo poesía a ese lugar de encuentro con la experiencia ajena”. Y concluye: “Nunca fue tan urgente la literatura como un lugar de encuentro. La Feria Internacional del Libro de Guadalajara es, sin duda, un lugar para compartir lo que, en cada uno de nosotros, es la humanidad entera”.

La frase “España: camino de ida y vuelta” la acuñó el nicaragüense Sergio Ramírez, quien también conoce los infortunios del exilio impuesto por un dictador. No, la FIL no es cónclave de nada. Al contrario, es una fiesta de escritores y editores de todo el mundo que celebran la libertad que otorgan las letras. Quizá por eso los autoritarios la desprecian.

Dinástica

La reforma constitucional de Nicaragua convierte al país formalmente en una dictadura. Concentra todos los poderes en Daniel Ortega y nombra copresidenta a su esposa Rosario Murillo. Las tiranías de “izquierda” no solo son reaccionarias, también se vuelven dinásticas.

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DIC 2 2024

Por elpiripituchi

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