Sergio Sarmiento
Los incidentes en el Metro capitalino se siguen multiplicando. La jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum, sabe que pueden afectar su campaña presidencial y ha optado por negar que hay problemas de mantenimiento. Se trata, sugiere, de una campaña de sabotajes. Lo paradójico es que los intentos por encontrar sabotajes están afectando todavía más el servicio.
“En el Metro las cosas siguen muy mal -me dicen unos trabajadores–. Ayer [23 de enero] en Taller Rosario se descompuso un tren y cualquier descompostura se reporta como normalmente lo hacían, pero ahora la Fiscalía interviene para investigar si es un ‘incidente provocado’ o no, lo que conlleva parar el trabajo de reparación para poder poner en circulación los trenes. Por ejemplo, en esta ocasión tardaron cuatro horas en liberarlo”.
A esta pérdida de tiempo se suma el acoso a los trabajadores. “El personal del Metro que atiende esa avería es citado a declarar en días posteriores al ‘incidente’ y eso hace que haya menos personal para atender los trenes, pues tienen que atender a la Fiscalía. Varios trabajadores ya no quieren atender las averías por miedo al hostigamiento cuando los llaman a declarar. Son entrevistados a modo para que declaren que son ‘incidentes provocados’ y les insisten que sí es algo que no ocurría antes, cuando es más común de lo que el gobierno y la Fiscalía creen, pero ahora todo es un complot. Además, la Fiscalía no tiene idea de cómo opera el sistema. A veces quieren dar instrucciones a los trabajadores para hacer maniobras que no se pueden hacer”.
El mismo 23 de enero se registró un nuevo incidente en la estación Barranca del Muerto de la Línea 7. El director, Guillermo Calderón, declaró que nunca se había registrado un caso similar y que en ese punto se había cumplido “con los protocolos de revisión cíclica de mantenimiento”. El problema, dijo, se registró en “un sistema de cables de tracción de volts. Debe haber nueve cables, de los cuales se observa la ausencia, de derecha a izquierda, de la tercera posición. No se encontró el cable correspondiente en el primer momento de la inspección. Lo que se presume sucedió, hubo un sobrecalentamiento en estos de 750 volts. Este sobrecalentamiento produjo la ignición del aislante de plástico que se propagó a los otros ocho cables. Eso fue lo que provocó la nube de humo”. Añadió que ya se notificó a la Fiscalía capitalina, que inició una carpeta de investigación.
Los trabajadores me dicen: “En la estación Barranca del Muerto lo que sucedió fue que explotó un puente inductivo de alta tensión que ya tenía meses que se había reportado pues sacaba chispas. Estaba haciendo corto. Posiblemente sí le faltaba un cable, y no lo ponen o reparan porque no tienen el material para hacer las reparaciones”. Muchos trabajadores se ven obligados, de hecho, a conseguir material para hacer las reparaciones, pero sale de su bolsillo. “Pueden pasar meses y a veces se necesita solo un tornillo para reparar una puerta o algo simple. Si es barato, los trabajadores lo compran”, pero “es imposible comprar todas las refacciones que se requieren”. El cable al que se refería el director, efectivamente, se desprendió. Apareció después. Las fotografías muestran su deteriorado estado.
Es muy fácil tratar de borrar los problemas del Metro con el argumento del sabotaje, pero el único resultado de las investigaciones, o del despliegue de 6,060 efectivos de la Guardia Nacional, ha sido la detención de Viviana Salgado, una mujer a quien se le cayeron unas aspas de lavadora a las vías del Metro. La acusación de sabotaje era tan absurda que ya fue retirada.
Objetividad
“No le tenemos confianza a los medios tradicionales en nuestro país”, dijo AMLO ayer, por lo que todos los días ofrecerá información sobre el juicio de Genaro García Luna. Será “lo más objetivo posible”, dijo, aunque añadió que “esto de la objetividad también es relativo”.
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Por elpiripituchi

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