
El amigo de Trump
En un principio Andrés Manuel López Obrador se declaró enemigo de Donald Trump
Sergio Sarmiento
El amigo de Trump
“Mientras más se afana por congraciarse con Trump, más bajo cae Peña por la pendiente del desprecio nacional. El amigo de quien se asumió nuestro enemigo -señala la implacable lógica popular– no puede ser nuestro amigo”.
Andrés Manuel López Obrador, Oye, Trump
En un principio Andrés Manuel López Obrador se declaró enemigo de Donald Trump. En 2017 publicó un libro llamado Oye, Trump en el que cuestionaba al entonces presidente de Estados Unidos a quien consideraba aliado de sus adversarios. “La victoria electoral de Trump -escribió– dejó a la oligarquía nacional sin contenidos políticos y económicos, sin rumbo y sin idea posible del futuro”.
¿Quién habría imaginado que apenas unos años después López Obrador celebraría a Trump como su amigo? Apenas el 8 de julio de 2020, ya como presidente, declaraba que Trump “se ha comportado hacia nosotros con gentileza y respeto”. Sus similitudes quedaban de manifiesto por el hecho de que ambos se presentaron en esa conferencia de prensa en los jardines de la Casa Blanca, durante lo peor de la pandemia, sin mascarillas. Ninguno creía que el covid fuera algo para preocuparse.
El menosprecio de la pandemia no era su único punto en común. Los dos cuestionaban a los jueces. “El poder judicial está podrido”, dijo López Obrador en agosto de 2021; los “jueces, magistrados, ministros están al servicio de los grupos de interés creados y tienen una mentalidad muy conservadora, ultraconservadora”. Trump dijo lo mismo en abril de 2025, pero con descalificaciones diferentes: “No podemos permitir que un puñado de jueces radicales de izquierda comunista obstruyan la aplicación de nuestras leyes y asuman las responsabilidades que solo deben pertenecer al presidente de los Estados Unidos”.
Los dos contrataron a funcionarios con 90 por ciento de lealtad y solo 10 por ciento de capacidad, cuando mucho, y despreciaron el consejo de los expertos. López Obrador detuvo a un enorme costo un ya avanzado aeropuerto para la ciudad de México a pesar de que sus propios colaboradores, como Carlos Urzúa o Alfonso Romo, le pidieron no hacerlo. Trump ha impulsado una desastrosa política de aranceles sin importar que los economistas le advirtieron que produciría una contracción económica.
Tanto Trump como López Obrador creen en la autosuficiencia económica, a pesar de que la experiencia demuestra que la prosperidad se construye sobre el comercio libre. Los dos han culpado de sus problemas y errores a sus antecesores: Trump a Barack Obama en su primer mandato y a Joe Biden en el segundo, López Obrador siempre a Felipe Calderón. A ambos les gusta modificar los nombres de los accidentes geográficos. Trump cambió el nombre del golfo de México por el de golfo de América, López Obrador pidió que se dejara de usar mar de Cortés para emplear solo golfo de California.
Los dos se han negado a reconocer derrotas electorales. López Obrador nunca aceptó haber caído en las elecciones de Tabasco de 1988 y de 1994, ni en las presidenciales de 2006 y 2012. Solo consideró legítimas sus victorias en la Ciudad de México en 2000 y en la presidencial de 2018. Trump ha afirmado que fue víctima de un fraude electoral en 2020.
Ambos han atacado a las universidades. López Obrador afirmaba que la UNAM era una institución neoliberal, Trump ha lanzado ataques contra Harvard, Columbia y otras acusándolas de ser de izquierda. Los dos han cuestionado a medios y periodistas críticos. AMLO los llamaba corruptos, Trump los llamó “el enemigo del pueblo”.
Al final los populistas de izquierda o de derecha son iguales. Quieren el poder absoluto, sin contrapesos, y les gusta gobernar con ocurrencias.
Remesas
Cobrar un impuesto de 5 por ciento a las remesas de los inmigrantes de Estados Unidos es injusto y será contraproducente. Los migrantes ya pagan impuestos por los que no obtienen servicios. Al final se creará un mercado negro para mandar dinero a México.
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MAY 16 2025