LA PÍLDORA DORADA
POR JOSÉ DE VICTORIA
ESPECIALISTA EN POPULISMO Y DISMORFIA FINANCIERA
“EL SALARIO COMO DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL”

Para empresarios con hipersensibilidad a la inseguridad, pero tolerancia crónica a los bajos salarios.
En las últimas semanas, algunos representantes de la iniciativa privada han manifestado un cuadro recurrente: preocupación compulsiva por la inseguridad. Los síntomas incluyen declaraciones altisonantes, invocaciones urgentes al Gobernador de Sinaloa Rubén Rocha Moya y un autodiagnóstico erróneo: “creer que la violencia es un virus que sólo ataca a empresarios e inversionistas Culichis provocándoles Dismorfia financiera”.
“Compartimos la legítima preocupación del sector empresarial en torno al tema de la seguridad, que sin duda afecta a toda la ciudadanía. Sin embargo, es importante subrayar que la inseguridad no es un problema exclusivo de un sector, ni tampoco tiene soluciones unilaterales. Requiere un esfuerzo conjunto, coordinado y corresponsable entre sociedad civil, empresarios, autoridades municipales, estatales y federales. Desde el gobierno, se está trabajando con seriedad y compromiso, pero también se necesita del respaldo y la participación activa de todos los actores sociales para fortalecer el tejido social y construir entornos más seguros. El diálogo abierto y constructivo siempre será bienvenido para sumar soluciones y no solo repartir culpas.”
Es ilustrativo decir que la inseguridad no discrimina por giro comercial ni se extingue con declaraciones ruidosas.
Es rudo decir que las causas que generan violencia que se propaga provocando inseguridad social, se origina en el gusto de la población por las armas, en la ambición desmedida y en la vieja costumbre de rendir culto a la riqueza sin importar de donde provenga; y en la debilidad de admirar más a un ricachón con camioneta de lujo que a un honrado profesionista o un modesto comerciante.
Es atrevido y peligroso señalar que las raíces de la violencia que nos aqueja, son muy viejas y profundas, que con el devenir de los tiempos se enredaron con las raíces de los viejos y corruptos poderes públicos; y así mismo se fueron enlazando sus ramajes con los de nuestra frondosa sociedad.
Por eso resulta difícil comprender y controlar todas sus variables. Su eventual erradicación; no depende de una instrumentación táctica de las fuerzas del orden, sino de una flexible y prolongada estrategia de seguridad. No es tan sencillo como diseñar un fondo de inversión, con puntos de equilibrio operativo, proyección financiera controlada y costos promedio previsibles.
Es prudente entender que estamos ante un fenómeno estructural de laberintos sociales y distorsiones del sistema: cuyo grado de descomposición se dejó correr por décadas, y por décadas se soslayó su inminente riesgo de explosividad: sacrificando el preciado bien de la paz social, a cambio de que las ganancias se derramaran y circularán por todos los comercios de Culiacán. Ese abandono institucional es una responsabilidad innegable del gobierno, pero no es el único responsable; el sector empresarial que es el más pudiente, y el reclamante de garantías porque “tributa, y el que paga manda”; debe primero reconocer que una de las causas profundas de la violencia y de la inseguridad social, son los salarios de hambre que ellos han pagado por años, amparados en un contrato social leonino y eso: ofende más que cualquier asalto a mano armada, porque te roba impunemente dejándote la brutal certeza de que tu trabajo no te alcanza para vivir y tu vida no alcanza para importar. ¿Y todavía se quejan por qué hay violencia?

El cuerpo social ya no aguanta más terapias de contención con paracetamol empresarial. Mientras el tratamiento económico incluya sueldos raquíticos, empleos sin derechos y jóvenes sin horizonte, seguiremos produciendo pacientes que, tarde o temprano, serán seducidos por el crimen, no por maldad, sino por hambre.

Desde la Clínica de Vida Pública, les recetamos esta terapia intensiva de autocrítica, inversión con responsabilidad social y una dosis urgente de dignidad laboral. Porque pedir seguridad sin justicia laboral, es como exigir salud pública mientras se contaminan los ríos.
Consulte a su conciencia antes de exigir soluciones inmediatas a problemas que se han re incubado durante décadas en las salas de parto de los privilegios.
P.D. Probables efectos secundarios: conciencia repentina, posible pérdida de cinismo y brotes esporádicos de responsabilidad social.
La Píldora Dorada.

ABR 9 2025

Por elpiripituchi

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