Entre Veredas

Marco Antonio Lizárraga

“La raza humana se encuentra en la mejor situación cuando posee el más alto grado de libertad”. Dante Alighieri

EN VEREMOS

La visita del diputado federal Alfonso Ramírez Cuéllar a Los Mochis no fue casual ni protocolaria. Fue estratégica.

En sus declaraciones dejó entrever lo que muchos en el sector agropecuario ya comienzan a percibir: Sinaloa no solo vuelve a ser prioridad para el Gobierno Federal, sino que se perfila como columna vertebral del programa agroalimentario de la presidenta Claudia Sheinbaum.

Los anuncios no son menores. Tecnificación de dos distritos de riego, impulso a la producción de maíz —producto insignia de la entidad— y fortalecimiento de la cadena lechera a través de Liconsa.

Estos proyectos, más allá del discurso, implican recursos, logística y visión de largo plazo. Y sobre todo, marcan una ruptura con los años recientes en los que el campo parecía haber sido relegado a un segundo plano en la agenda nacional.

Lo interesante es que Ramírez Cuéllar no se limitó a enunciar programas: contextualizó. Señaló que la reciente resolución de no imponer aranceles entre México y Estados Unidos, particularmente en productos agroalimentarios, no fue fruto de la suerte, sino resultado de una posición firme de la Presidencia.

“Todos andábamos con el Jesús en la boca”, dijo, reconociendo el temor que existía de que el T-MEC se tambaleara. No ocurrió. Y eso —afirmó— fue una conquista que brinda certidumbre al campo.

Ese matiz es clave. Porque no se trata solo de evitar aranceles.

Se trata de blindar un acuerdo trilateral que garantiza el flujo comercial libre con los principales socios de México.

En ese acuerdo, el productor sinaloense no es un actor marginal, sino protagonista.

El tomate, el chile, el maíz, el frijol, los productos cárnicos… son parte esencial del intercambio agroalimentario con América del Norte.

Sin embargo, la narrativa optimista viene acompañada de un llamado urgente: fortalecer la estructura aduanera del país, cerrar el paso al narcotráfico y al contrabando fiscal.

El mismo diputado lo dijo sin rodeos: el huachicol fiscal —ese que permite evasión, tráfico ilegal de mercancías y pérdida millonaria de recursos— está afectando severamente los ingresos públicos. Es momento de actuar, y actuar en serio.

Aquí es donde la política y la producción deben ir de la mano.

Porque si bien hay voluntad del Gobierno Federal de apuntalar al campo, también se requiere capacidad local para ejecutar, fiscalizar y garantizar que los beneficios lleguen a quienes realmente trabajan la tierra.

Y eso pasa por los gobiernos estatales y municipales, que deben estar a la altura de la coyuntura.

Sinaloa ha demostrado históricamente su fuerza en el sector primario. Pero también ha sufrido los vaivenes de decisiones políticas erráticas, falta de apoyos y mercados volátiles.

Hoy, con esta nueva etapa que abre el gobierno de Sheinbaum, hay una oportunidad clara de recuperar terreno.

Pero solo si se trabaja con planeación, sin simulación, y se deja de usar al campo como bandera electoral cada tres o seis años.

El mensaje del legislador de Morena fue claro: hay condiciones internacionales favorables, hay respaldo presidencial y hay proyectos en puerta.

Lo que falta ahora es que la clase política local, los sectores productivos y la ciudadanía trabajen en conjunto para consolidar esta oportunidad histórica.

Porque el reto no es pequeño: se trata de reconfigurar al campo mexicano como motor del desarrollo nacional.

Y en esa misión, Sinaloa no puede fallar. ¿Podrá?

ENFOQUE

La reforma al Poder Judicial ya no es un tema exclusivo de la esfera nacional.

En Sinaloa, el alcalde de Ahome, Gerardo Octavio Vargas Landeros, ha tomado la batuta local para impulsar lo que llama una “bola de nieve” en crecimiento: un movimiento que busca poner la justicia al alcance de los que menos tienen.

Durante la asamblea informativa Construyendo Justicia, Vargas Landeros fue claro: por décadas, sectores como los pescadores, artesanos e indígenas vivieron en el abandono institucional.

Sin servicios, sin infraestructura, sin atención. Hoy —afirma— la Cuarta Transformación ha comenzado a revertir ese olvido con obras concretas: agua potable, drenaje, vivienda, empleo y centros pesqueros dignos. En su visión, esta reforma es un paso más hacia una justicia verdaderamente social.

El mensaje que lanza el alcalde es contundente: la transformación del país no se puede entender sin tocar al sistema judicial. Y es ahí donde pone el acento.

La posibilidad de que los jueces sean electos por voto popular no solo es un acto democrático, sino una medida para garantizar que quienes imparten justicia estén cercanos a las realidades del pueblo y no a los intereses de unos cuantos.

Vargas Landeros cita el ejemplo de los pueblos originarios. “Tuvimos que esperar 500 años para que alguien nos hiciera justicia”, dicen los gobernadores indígenas.

Y hoy, asegura el alcalde, por fin hay una administración federal que los escucha y actúa. La Cuarta Transformación, en sus palabras, está sanando rezagos históricos.

Con el 1 de junio en el horizonte, el llamado es directo: que la ciudadanía acuda a votar y participe activamente en la elección de jueces.

Para Vargas Landeros, no se trata de una elección más, sino de una oportunidad histórica para construir un sistema judicial que verdaderamente sirva a todos.

En el fondo, lo que propone no es solo una reforma legal, sino un giro de fondo: poner la justicia del lado del pueblo. Y eso, en estos tiempos, no es poca cosa.

LLAMADO

El deporte no solo es espectáculo, también es política pública. Y el gobernador Rubén Rocha Moya lo sabe. Al encabezar la Clase Nacional de Boxeo en Culiacán, lanzó un mensaje que va más allá del ring: vivir en paz, con salud, y alejar a niños y jóvenes de las adicciones.

Rocha no habló solo de cifras, habló de convicciones. Frente a miles de asistentes y acompañado por figuras del boxeo como Maricela “Baby” Quintero, Pedro Guevara y Omar Chávez, el mandatario estatal recordó que el deporte puede ser la herramienta más efectiva para prevenir, construir comunidad y sembrar esperanza.

En sintonía con la agenda nacional que impulsa la presidenta Claudia Sheinbaum, el evento fue más que un acto simbólico: fue una estrategia con sentido social, una forma de combatir desde el espacio público lo que las adicciones destruyen en privado.

El boxeo, tan popular en Sinaloa, vuelve a ser un vehículo de transformación.

Rocha Moya no improvisa cuando de enviar mensajes se trata.

Esta clase, celebrada simultáneamente en todo el país, fue un gancho directo contra la indiferencia, una llamada a que la sociedad no baje la guardia y se sume al combate por una vida mejor.

RESPALDO

En Culiacán, el boxeo dejará de ser un sueño sin gimnasio. Con la visión de que el deporte puede transformar entornos, el alcalde Juan de Dios Gámez Mendívil anunció una inversión histórica para dignificar espacios y abrir oportunidades para niñas, niños y jóvenes.

Durante la Clase Nacional de Boxeo, el presidente municipal no solo habló de entrenamientos, sino de futuro.

La construcción de un nuevo gimnasio avalado por el Consejo Mundial de Boxeo en el Parque 87, la rehabilitación total del emblemático gimnasio Julio César Chávez y un ring móvil para llevar peleas a las colonias son parte de esta apuesta.

Gámez Mendívil tiene claro que el boxeo es más que golpes: es disciplina, formación y esperanza. Y su gobierno se sube al ring con una sola meta: que el deporte también sea justicia social.

ABR 7 2025

Por elpiripituchi

Fundador y Creador del Sitio