Jesús Ibarra
Había terminado la Primera Guerra Mundial, la pretensión del progreso y civilización se encontraban en ruinas, no existia un verdadero orden mundial y la conciencia de la humanidad vivía excesiva incertidumbre. En esa época el poeta británico T. S. Eliot, buscando expresar como apalabrar el dolor de violencia y mostrar la cara de la esperanza para gozar la vida, decide escribir el poema: The Waste Land (El desperdicio de tierra). Su obra ha sido retomada y reinterpretada en la actualidad por autores como Robert D. Kaplan para hablar y contextualizar los desafíos que afectan al mundo contemporáneo y están generando una crisis constante, debido a la desintegración social, la pérdida de valores e identidad, la falta de modernidad, la fragmentación cultural y la incapacidad de desenlazar los elementos que ocasionan el malestar.
Cuando terminé de leer el poema, se me vinieron a la mente los miles de comentarios, críticas y propuestas que escucho en mis recorridos por Sinaloa. Todos los sinaloense soñamos con dejar atrás esa sensación de vacío, desconcierto y desesperanza, pareciera un círculo con etapas de destrucción -guerra entre carteles, situación económica- y posteriormente de reconstrucción -estrategia de seguridad y educación de la Federación-, pero sin poder alcanzar una verdadera resolución que transforme la vida social, económica y política del Estado, un Plan Sinaloa en el que predomine el bien desde la raíz.
Eliot se preguntó ¿qué tipo de vida puede nacer de los escombros de la destrucción y su violencia? ¿cuáles son las raíces que prenden? Lamentablemente no tenían respuesta. En Culiacán sería sumamente grave y preocupante a estas alturas no tener una respuesta. Necesitamos un proyecto a futuro para su reconstrucción, comenzando por la salud mental, una reingeniería de su estructura económica -agricultura, comercio, servicios y turismo- que apueste por la innovación y tecnología, y que juegue de la mano del sector académico, además de otorgar ciertas facilidades temporales para el pago de las cuotas del IMSS, Infonavit e impuestos locales.
Ni el covid, ni la inseguridad, ni la crisis, ni nada podrán detener el potencial que existe en el Estado, somos y seremos siempre lo contrario a The Waste Land. Dejemos atrás la desesperanza, la decadencia moral y recuperemos juntos la dirección, bajo un único sentido y propósito, que nos vaya bien a todos. Que predomine el bien en Sinaloa.