Vanessa Félix

Claudia Sheinbaum realizó su primera visita a Sinaloa en calidad de Presidenta. Lo hizo en el sur. Estuvo en la perla del Pacífico, la tierra de su esposo Manuel Tarriba.

Las visitas presidenciales suelen traer mensajes políticos. La presencia de Claudia Sheinbaum en el granero de México este fin de semana no ha sido la excepción.

Sinaloa ha tenido meses complicados desde que el 9 de septiembre comenzara una ola de violencia. Producto de un enfrentamiento entre dos facciones de un cártel relevante con presencia en la capital del estado. El asunto no ha sido ajeno para López Obrador en el ocaso de su mandato y ha comenzado como asignatura pendiente en naciente sexenio de la presidenta Sheinbaum. Ninguno ha escatimado apoyo para Sinaloa en todos los frentes; seguridad, económico, humano, salud y hasta político en lo local e internacional.

La visita de estado, pues, ha dejado varios mensajes:

El primero, es el apoyo irrestricto para Sinaloa. Ya teníamos al secretario de seguridad Omar García prácticamente de tiempo completo en el estado atendiendo la inseguridad, y ya teníamos también el incremento permanente de fuerzas de seguridad para regresar la paz a la ciudadanía. Pero las palabras de aliento de la presidenta; “no es un asunto de mano dura”, sino de “justicia social”; son un claro mensaje del verdadero y legítimo interés de sacar adelante un problema que ya atienden los tres órdenes de gobierno.

El segundo, un jefe Estado, en este caso, jefa, jamás acude “para nada”, si lo hace es porque tiene respuestas o pie de soluciones. Su visita coincide con el cambio en la titularidad de la secretaría de seguridad pública del estado de Sinaloa, al que dijo; “tiene como objetivo de seguir construyendo la seguridad y la paz”; una jugada que refuerza la estrategia de operación e inteligencia que comanda García Harfuch.

Tercero, el respaldo político al gobernador Rubén Rocha Moya. Los opositores buscan alborotar el gallinero con grilla barata, y no les sienta nada bien que las cosas fluyan positivamente entre mandatario y presidenta. “Que sepan los y las sinaloenses y el gobernador, que nunca los vamos a dejar solos, que aquí está la presidenta, que aquí está su equipo, para proteger siempre al pueblo de Sinaloa”, fueron las palabras de la presidenta de México. Son del mismo equipo, y el apoyo es mutuo. Esto es un llamado atención para un sector de la militancia y de la clase política que se confunde fácilmente al mínimo buscapiés de la oposición.

Cuarto mensaje, Julio Berdegué en casa para anunciar un ambicioso plan hídrico que incluye la tecnificación de riego para 52 mil hectáreas en dos de los distritos agrícolas más grandes del país, ambos en nuestro estado.

Quinto mensaje, la inversión para construir un nuevo hospital del IMSS en Culiacán, es en materia de salud, una importante obra que traerá la conversación del Bienestar a otro nivel.

Por último, la presidenta envió un mensaje que llegará hasta la Casa Blanca. México es un país que no permite ni permitirá la injerencia extranjera en nuestro territorio, aunque eso sí, es un país permanente abierto al diálogo y a la cooperación. Ello con relación a la última declaración estridente de Donald Trump.

Vanessa Félix

X: @vanessafelixmx

Por elpiripituchi

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