Por:(EL ECONOMISTA)
Eduardo Ruiz-Healy
El presidente ruso, Vladimir Putin, firmó ayer un decreto que actualiza la doctrina nuclear de su país, ampliando los escenarios en los que puede usar armamento nuclear. Ahora, Rusia puede justificar el uso de bombas nucleares ante prácticamente cualquier amenaza, real o imaginaria. Mientras tanto, el resto del mundo observa con incertidumbre, porque la estabilidad global parece ser un concepto negociable en Moscú.
La nueva doctrina permite el uso de armas nucleares no sólo en respuesta a ataques nucleares, sino también ante agresiones convencionales que, a juicio de Putin, amenacen la integridad territorial de su país. Además, introduce el concepto de “ataque conjunto,” considerando como amenaza directa cualquier acción respaldada por una potencia nuclear. En términos simples, un mal movimiento desde Occidente podría ser suficiente para una respuesta desproporcionada. Este enfoque, más propio de la Guerra Fría, ha generado reacciones inmediatas en los mercados financieros.
En México, las consecuencias no tardaron en sentirse. El peso registró una nueva y ligera depreciación frente al dólar. Aunque la caída parezca mínima, refleja cómo los inversionistas buscan refugio en monedas seguras cada vez que el gobernante de una potencia nuclear decide tensar la cuerda geopolítica. Esto deja en evidencia la vulnerabilidad de nuestra economía, sujeta a los vaivenes de decisiones tomadas a pocos o a miles de kilómetros de distancia.
El impacto no se limita al tipo de cambio. Las tensiones internacionales afectan flujos de inversión y comercio. Una escalada militar en Europa podría desacelerar la economía global, golpeando a mercados emergentes como el mexicano. Este panorama no es alentador en un país que ya enfrenta retos como bajo crecimiento e inflación.
Otro factor clave es el impacto en los precios de las materias primas. Rusia, como uno de los principales productores de energía, tiene una influencia directa en los mercados globales. Una interrupción en el suministro de petróleo podría elevar los precios internacionales, afectando el bolsillo de los mexicanos. Estos aumentos, sumados a una inflación persistente, agravarían la situación económica.
Frente a esta realidad, el gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum debe actuar con rapidez. Es urgente diversificar socios comerciales, fortalecer cadenas de suministro internas y fomentar inversiones estratégicas en sectores menos vulnerables. Aunque la historia reciente muestra que las respuestas rápidas de nuestros gobiernos no son su fuerte, esta vez no hay margen para la inacción.
En un mundo donde las decisiones de líderes autoritarios pueden sacudir la economía global, México no puede ser un espectador pasivo. ¿Tomará el gobierno las decisiones necesarias o seguirá reaccionando a los eventos internacionales sin anticiparse?
Mientras Putin juega con su arsenal nuclear como si de un tablero de ajedrez se tratara, México debe prepararse para mitigar las consecuencias. La paz mundial es frágil, y nuestra economía, aún más. Actuar ahora no es solo una opción: es una necesidad urgente.
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NOV 20 2024