¡AVANTI POPOLO!
Por: José de Victoria
HABLANDO DE LOS ENEMIGOS JURADOS DE AMLO, DE CLAUDIA Y DE LA 4T:
Pablo Hiriart Le Bert nacido en Temuco Chile, y naturalizado mexicano.
Es un escritor y periodista genérico que conjuga la conveniencia, con la ruindad y la fantasía.
Comparado con Raymundo Riva Palacio, Carlos Loret de Mola, Joaquín López Dóriga o Héctor Aguilar Camín: es lo mismo, pero más barato.
A todos ellos los une el tipo de periodismo que practican, la ruindad humana y la nostalgia que sienten por Carlos Salinas de Gortari, de quien fueron lacayos, y de quién siguen siendo feligreses y siervos cautivos.
Los unirá siempre su condición de propagandistas utilitarios de la extrema derecha.
Vendidos: que en su caso es muy diferente que comprados; toda vez que por gusto le vendieron su alma al diablo y se entregaron a la parafernalia política y las causas más ruines y perversas del neoliberalismo mexicano.
A estos personajes; francotiradores del periodismo, los mueve el dinero de la oligarquía, son mercenarios plenamente identificados como enemigos jurados del ex presidente Andrés Manuel López Obrador y de la 4T.
Nunca le perdonarán que los haya derrotado en toda la línea y que durante seis años los haya exhibido y estigmatizado en las conferencias mañaneras; pero por sobre todo: nunca le perdonarán que les haya quitado el Chayote y los apapachos a que los tenía acostumbrados el viejo régimen:
Derrotados y afrentados; quedaron tan ardidos y tan enconados con la 4T, que ya no buscan quien se las haga: si no quien se las pague.
En su desesperación por vengarse, le tiran a todo lo que se mueva, y no les importa hacer el ridículo, en su afán enfermizo de hacerle daño aunque sea a su memoria.
Pablo Hiriart hace un análisis de los hechos del pasado 25 de julio en Culiacán, totalmente sesgado y fantasioso.
Si a la imaginación nos vamos, quisiera decirle que su análisis es tan malo que lo supera el imaginario popular.
De buena gana le aconsejaría darse una vuelta por los pasillos del mercado Garmendia, por la Plazuela Obregón, o a la salida de Catedral: ahí podría escuchar mejores versiones que la suya.
Pero si acaso, Pablo Hiriart tuviera mejor presencia de ánimo, podría visitar los talleres y entrevistar a los mecánicos; o las obras en construcción y preguntar a la peonada: ahí sí que escucharía verdaderas joyas de la narrativa popular sobre el mismo tema.
Francamente no me imagino a Pablo Hiriart visitando las cantinas de la ciudad: se cagaría en los pantalones de puritito miedo, y se le caería la baba, al escuchar lo que se cuenta con pelos y señales de los mismo hechos que el presume conocer y analizar.
Pero donde si, de plano no me imagino a Pablo Hiriart; es haciendo un periodismo objetivo, visitando el lugar de los hechos y tomando nota, como lo hacen los periodistas todo terreno.
Que nos es por presumir, pero en Sinaloa abundan y son muy superiores a él en todo: Menos en su condición de periodista vendido…
OCT 25 2024