Eduardo Ruiz-Healy(EL ECONOMISTA)
Un preocupante 73% de declive en las poblaciones de vida silvestre a nivel global entre 1970 y 2020 es lo que revela el WWF Living Planet Report 2024 que se publicó en livingplanetindex.org. Esta cifra no es solo un dato más, sino un grito de alerta que no puede seguir siendo ignorado. Este declive no es casual: la deforestación, la sobreexplotación de recursos y el cambio climático han llevado al planeta a un punto crítico.
El informe subraya que lo que ocurra en los próximos cinco años será determinante para el futuro de la vida en la Tierra. Existen puntos de inflexión que, una vez cruzados, provocarán cambios irreversibles en los ecosistemas. Un ejemplo es la selva amazónica, que con los actuales niveles de deforestación podría transformarse en sabana, afectando gravemente el clima. Otro caso son los arrecifes de coral, que están muriendo rápidamente por el calentamiento de los océanos. Esto se viene advirtiendo desde hace décadas, pero las acciones concretas siguen estancadas.
El informe no solo advierte sobre la gravedad de la situación, sino que también ofrece soluciones concretas. En primer lugar, el sistema alimentario debe cambiar. Actualmente, la producción de alimentos es uno de los mayores responsables de la degradación ambiental. Adoptar prácticas agrícolas sostenibles y reducir el desperdicio de alimentos es crucial. Pero esto no será posible si no se enfrentan los intereses que priorizan la producción masiva sobre la sostenibilidad.
En cuanto a la energía, el informe es claro: la transición hacia energías renovables debe acelerarse. La quema de combustibles fósiles es la principal causa del calentamiento global, y para evitar una catástrofe es imperativo eliminarlos. Sin embargo, se debe equilibrar la transición energética con los intereses de la industria petrolera, especialmente en un país como México, donde Pemex sigue siendo un actor central en la economía. La transición debe ser ordenada y justa, sin perder de vista la necesidad de reducir las emisiones.
El sector financiero también debe desempeñar un papel clave en este proceso. Grandes sumas de dinero siguen fluyendo hacia industrias que destruyen el medio ambiente. Estos recursos deben redirigirse hacia actividades que ayuden a regenerar la naturaleza y frenar el cambio climático. Sin un cambio en esta dinámica, cualquier avance será marginal.
El informe también señala que las comunidades locales, especialmente los pueblos indígenas, son actores clave en la conservación de los ecosistemas. Estas comunidades poseen un conocimiento profundo del manejo de la tierra que debe ser valorado y utilizado. Sin embargo, han sido ignoradas por políticas extractivistas que las han marginado.
El mensaje del WWF Living Planet Report es claro: si no se toman medidas inmediatas, el planeta que conocerán las futuras generaciones será radicalmente distinto e inhabitable en muchos aspectos. Esta es la última oportunidad para cambiar el rumbo.
En este contexto, el nuevo gobierno de Claudia Sheinbaum tiene la oportunidad de liderar una transición verde que integre energías limpias y protección de los ecosistemas, mientras sigue gestionando de manera responsable los recursos petroleros del país.
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