Entre Puntos y Líneas
Columna
Jesús Ontiveros
Un grupo de priistas de Angostura está tratando de “tronar”, a como dé lugar, la alianza “Fuerza y Corazón por México” en este municipio.
Identificados como integrantes del grupo “Los Mayos”, que lidera Alejandro Rivera Montoya, los priistas que se dicen “indignados”, podrían haber encadenado hoy el posible triunfo el próximo dos de junio.
Y era de esperarse.
No se puede soslayar que a los priistas inconformes les asiste el derecho a protestar. Y ese derecho lo ejercieron con sus argumentos, Saúl Alfredo González Contreras y la dirigente priista local, Hildaeliza Corrales.
¿Pero por qué hasta hoy la protesta?
¿Por qué no se rebelaron cuando la dirigencia anunció su alianza con el Partido Sinaloense?
¿O es que hasta hoy recibieron la “instrucción” de inconformarse?
¿Qué otros intereses hay detrás de esta manifestación y quién la orquestó?
¿Acaso hay “culebra en el agua”?
¿Y si la hubiera, qué tan venenosa sería?
Las reglas del juego ya están definidas. No se pueden asumir como “chamaqueados”.
El “siglado” de las candidaturas ya fue registrado oficialmente ante la autoridad electoral, incluso ayer venció el plazo, lo cual hace complicado aún más los cambios, sobre todo, porque también a nivel federal ya fueron registradas las formulas, tanto para el Senado de la República como para las diputaciones federales por ambas vías.
Cierto que, en algunos municipios, como Mazatlán y Culiacán, por citar algunos, aún no se define el siglado, sin embargo, Angostura ya se pactó que la candidatura a la alcaldía le corresponde al PAS.
Y el Partido Sinaloense seguramente designará como su candidato a Alberto “El Capy” Rivera Camacho.
¿Acaso es este nombre el que enfurece a este grupo de priistas?
¿Fuera mascaras?
Al Partido de la Revolución Democrática le corresponderá designar al diputado local por el Noveno Distrito. Y de no haber cambios de última hora, el líder campesino Manuel Gumaro López Cuadras sería el elegido.
Esas son las reglas del juego. No todos pueden ganar.
Tal parece que la alianza en Angostura tiene al enemigo en casa y no en el Ayuntamiento.
Será complicado, además, que la alianza se disuelva y que cada partido participe por separado.
Quizá ese sea el objetivo fundamental de los indignados priistas. Dividir para vencer.
Otra derrota como en la elección anterior valdría la pena con tal de que no gane el enemigo íntimo.
Tal parece que la causa común de ganar la elección no está en su bitácora.
Las cadenas y candados en las puertas del santuario priistas en Angostura, parecen ser el reflejo de un partido excluyente e intolerante que ha perdido el rumbo y que no quiere sumarse a un proyecto que tendría amplias expectativas de triunfo.
Por lo pronto, este grupo ya logró llamar la atención pública.
Sin embargo, da la impresión que se les olvida que no son los dueños de la voluntad de otros priistas que quizá si avalan las decisiones tomadas por la alianza.
Y bajo ese contexto, será la sociedad angosturense la que haga sus juicios de valor.
¿Rebelión o berrinche?
¿Qué “diablo político” tendrá metida la cola en la alianza?
¿Habrá que esperar un exorcismo?
Y parece, dicen, que tiene el rostro maquillado y muy moreno.
Al tiempo.