Gobierno ‘mala paga’ asfixia a contratistas y proveedores”.
Salvador García Soto
El problema del retraso y cancelación de pagos que afecta a Petróleos Mexicanos, que hoy debe más de 297 mil millones de pesos a contratistas y proveedores, no es el único en el actual gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Además de varias dependencias federales que hoy tienen un rezago de hasta 11 meses en los pagos a las empresas que les brindan proveeduría y servicios, el problema de la falta de flujo presupuestal para sacar pagos atrasados y frenados en el Gobierno federal alcanzó también a la Presidencia de la República, hasta donde llegaron las quejas desesperadas de los contratistas y proveedores gubernamentales.
En la reciente inauguración del Tren Maya, que encabezó López Obrador el pasado 15 de diciembre, hubo un hecho que pasó desapercibido para la prensa y para la mayoría de los asistentes a la ceremonia con la que se echó a andar un tren que aún no está concluido, que una semana después tuvo que cancelar operaciones y que opera incluso con baños y letrinas portátiles en su terminal más importante, la de Cancún. Al término del eterno recorrido inaugural en el que viajó el Presidente, que tardó casi 10 horas para hacer el tramo de Campeche a Mérida, los empresarios y contratistas de esta obra le prepararon una comida “de agradecimiento” al mandatario federal.
En la comida estuvieron presentes varios de los grandes empresarios cuyas constructoras participaron en los distintos tramos del Tren Maya y en medio del jolgorio que incluyó elogios y reconocimientos al Presidente por su obra faraónica inaugurada -incompleta, pero inaugurada- uno de los empresarios presentes aprovechó un momento de silencio para pedir la palabra y tras reconocer “la visión y el empuje del Presidente”, aprovechó para pedirle un favor particular a López Obrador: “Que nos ayude para que las dependencias involucradas nos liberen los pagos por las obras y contratos realizados, porque tenemos ya varios meses en espera de que se hagan los pagos”.
Primero algunos se sorprendieron, o se hicieron los sorprendidos con la petición, pero al final la mayoría suscribía la solicitud ante la lentitud con la que fluyen los pagos para sus empresas por los trabajos del Tren Maya. Y ante la queja, al Presidente no le quedó más remedio que responder: “Yo voy a ordenar que se revisen sus pagos y que se hagan, espero antes de que termine el gobierno, porque yo después de eso no me comprometo a nada, yo ya no respondo después por esas cosas”, les dijo el Presidente a los contratistas que registraron su comentario sobre que al terminar su sexenio ya no influirá en las decisiones que tome la próxima presidenta o presidente.
Y es que si bien las empresas mexicanas que son contratistas o proveedoras del gobierno saben que siempre hay algunos atrasos en el flujo del presupuesto y que hay meses como los de enero, febrero y marzo, donde tardan en bajar los recursos federales y se produce un retraso estacional en los pagos del gobierno, en esta administración, desde el inicio pero con marcado retraso en el último año, se empezaron a rezagar por varios meses más los cumplimientos de las dependencias federales a sus proveedores. Tan sólo en Pemex se habla de retrasos de más de un año para algunas empresas que no han podido cobrar por obras realizadas y servicios prestados y, hasta septiembre de 2023, se acumulaba ya un adeudo de la petrolera a contratistas y prestadores de servicio de 297 mil millones de pesos.
A la fecha, ya pasada la primer quincena de 2024, esa situación no se ha resuelto y los adeudos de Pemex amenazan ya la supervivencia y viabilidad de muchas empresas micro, pequeñas y medianas que tienen contratos con la petrolera, provocando un riesgo de que haya quiebras, cierres y desmantelamiento de empresas en varias regiones del país, sobre todo en zonas petroleras como Ciudad del Carmen, Tabasco, Tampico o Veracruz, donde la caída de esas compañías significaría también despidos y afectación a cadenas regionales y productivas.
Hasta ahora nadie en el gobierno parece medir el impacto que puede tener en las economías regionales el que cierren por falta de flujo pequeñas y medianas empresas, a las que el gobierno está asfixiando por los atrasos en sus pagos; porque si bien las grandes empresas que participaron en el Tren Maya, donde proliferan apellidos como Slim, Miguel o Gómez, entre otros, podrán tener problemas de flujo por la tardanza de las dependencias federales en pagarles, para las micro y pequeñas empresas, que prácticamente viven de los servicios y productos que le proveen al gobierno, particularmente a Pemex, un atraso de tantos meses los coloca prácticamente al borde de la desaparición. ¿Y quién va a asumir los costos y las consecuencias para las economías locales si eso sucede? Los dados mandan Escalera Doble. Rompimos la mala racha.