Sergio Sarmiento
La grabación me la hizo llegar Alejandro Barbosa de Nariz Roja, una asociación que apoya a los niños con cáncer. Se escucha a una mujer que llama por teléfono a la Megafarmacia del Bienestar para buscar un medicamento. La atiende un hombre de voz juvenil que le explica: “Nuestro catálogo de medicamentos se está ampliando aún para poder darle nosotros un mejor servicio. En este momento no contamos con ese medicamento”. La mujer pregunta: “¿No que tienen todos los medicamentos?”. “Como le digo, señorita, nuestro catálogo se está ampliando todavía para poderle nosotros dar una mejor respuesta”. “¿Y en cuánto tiempo?”. “No sabría decirle, señorita”. “Entonces no nos pueden dar el medicamento”. “Se lo podríamos dar cuando nosotros lo tengamos”. “¿Ya que se haya muerto el paciente?”. “Este. le pido una disculpa de mi parte”.
No es algo que veamos en Dinamarca, a pesar de que el presidente López Obrador dice que nuestro sistema de salud será mejor. La Megafarmacia era una última apuesta después de innumerables fracasos. Aunque es muy pronto para exigir resultados, no ha resuelto el problema, pero tampoco se ve cómo podría hacerlo. El desabastecimiento ha sido provocado por un fallido proceso de compra y un ineficiente sistema de distribución, consecuencia ambos de malas políticas gubernamentales. No es algo que se pueda resolver con un gran almacén de 90 hectáreas y 2,700 millones de pesos.
El problema no se limita a los medicamentos. Un radioescucha mandó ayer un mensaje al programa que comparto con Guadalupe Juárez: “Año nuevo, pero nuestro sistema de salud cada vez más deteriorado. Soy usuario del ISSSTE, en la clínica Fuentes Brotantes. Me dieron una orden para laboratorio desde octubre. Me citaron hasta este 3 de enero. Hoy que me presenté, ¡no hay laboratorio! Que hasta la próxima semana. Habrá que reprogramar. Soy Agustín Galindo, ahora jubilado”. Por otra parte, una compañera de trabajo que tenía un brazo enyesado por una fractura tuvo que quitarse el yeso en casa este pasado fin de semana. No pudieron quitárselo en la clínica porque “dejaron encerrada la sierra”.
Cada paciente y cada familiar de paciente tienen historias que contar. Pero el presidente, habituado a acudir a instituciones privadas, o a recibir tratamiento privilegiado en el Hospital Militar, descalifica todas las experiencias, todos los cuestionamientos. Este 29 de diciembre afirmó que las quejas de los padres que piden medicamentos oncológicos para sus hijos son una campaña: “La mayor parte de la gente contratada con ese propósito, ¿no?, con cartelones, pidiéndome medicinas para sus niños con cáncer. Fíjense qué doloroso, ¿no?, para cualquier persona., más para una autoridad, que le estén reclamando en todos lados. Así me traían. Y en los medios todos los días. Y aguantamos y aguantamos porque sabíamos qué había detrás. Y se logró hacer la compra consolidada afuera y ya tenemos todos los medicamentos para este año y para el año que viene, no van a faltar”.
¿Todos los medicamentos? Sí, así lo dijo él mismo al inaugurar la Megafarmacia: “Logramos este propósito de que se tenga una farmacia grande, para que se distribuyan todas las medicinas, que puedan llegar hasta los pueblos más apartados de nuestro territorio. Que a nadie le falte una medicina, que el que esté enfermo cuente con su medicina”.
No, no es culpa de los jóvenes que con tan buena voluntad atienden las llamadas, los que tienen que decir que no hay medicamentos, que el catálogo se está ampliando, los que ofrecen disculpas que no les deberían tocar.
Rescatados
Una buena. La secretaria de gobernación Luisa María Alcalde anunció que fueron rescatados los 31 migrantes secuestrados en Reynosa, Tamaulipas, aunque la vocería de seguridad del estado habló de solo 30. Se ratifica que cuando los casos generan suficiente ruido en los medios, las autoridades se vuelven muy eficaces.
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