Sergio Sarmiento

México cerró 2023 con una tasa de crecimiento relativamente alta. La Cepal la calcula en 3.6 por ciento, mientras que Moody’s la estimó en 3.5 por ciento. Son cifras muy superiores a las que se habían pronosticado con anterioridad. En diciembre de 2022, por ejemplo, la Cepal ofrecía una predicción de 1.1 por ciento para 2023, la cual actualizó a 1.5 por ciento en abril, a 2.9 por ciento en septiembre y a 3.6 por ciento en noviembre.

¿Qué cambió? Lo más importante fue la economía de Estados Unidos. Muchos economistas habían previsto que en 2023 se registraría una recesión en la mayor economía del mundo y principal socio comercial de nuestro país. “La economía de Estados Unidos rompió expectativas en 2023”, señalaba el pasado 19 de diciembre un blog del Consejo de Asesores Económicos de la Casa Blanca. “Muchos pronosticadores preveían una recesión al inicio del año, algunos incluso afirmaban que había un 100 por ciento de probabilidad que eso sucediera”. Pero la tan anunciada recesión nunca llegó. La economía de Estados Unidos creció 4.9 por ciento anualizado en el tercer trimestre, mientras que para todo 2023 se calcula una expansión de cuando menos 2.4 por ciento.

El presidente López Obrador atribuye a sus políticas el buen desempeño económico de México de 2023. “¿Por qué sigue habiendo crecimiento? -preguntó en su mañanera del 28 de diciembre–. Por la inversión pública y la inversión extranjera. Por la inversión pública. Es combinar, no es decir todo es mercado, que desaparezca el Estado. No, es Estado y mercado, y que el Estado cumpla con su responsabilidad social. Tiene el Estado la obligación de garantizar el derecho a la salud, la seguridad del ser humano desde la cuna hasta la tumba”.

Una parte del crecimiento en 2023, efectivamente, es producto de la inversión pública en proyectos como el Tren Maya, la refinería de Dos Bocas, el Tren Transístmico y otros. Después de varios años de mantenerse por debajo de los promedios históricos, la inversión pública se disparó en 2023. La gran pregunta es si, al terminar este sexenio el gobierno mantendrá los altos niveles de inversión. Otra pregunta es qué pasará con los proyectos emblemáticos del régimen cuando empiecen a registrar pérdidas. Si se dedican cantidades importantes de dinero del erario a subsidiarlas, el gobierno quedará cada vez con menos recursos para servicios públicos, como salud y educación, e incluso para nueva inversión.

El peso cerró 2023, el pasado 29 de diciembre, a un tipo de cambio al mayoreo de 16.9720 por dólar. Es un fortalecimiento extraordinario frente a los 25.0146 del 3 de abril del 2020, cuando la pandemia estaba pegando al país. Lo es también en comparación con los 19.4172 del 4 de enero de 2019, hace cinco años, cuando empezaba el gobierno de López Obrador. La prudencia en el manejo de las finanzas públicas ha sido crucial en este fortalecimiento, pero el principal factor son las altas tasas de interés en México. Al cierre de 2023 los bonos del Tesoro de Estados Unidos a un año daban un rendimiento de 4.79 por ciento; los Cetes mexicanos, 11.12 por ciento. La diferencia es enorme en un momento en que las tasas de inflación en ambos países son similares. El alto rendimiento de las tasas de interés mexicanas atrae ahorro, incluso extranjero, pero encarece la contratación de créditos y la inversión.

Hay que agradecer que 2023 haya sido un año con crecimiento, el tercero al hilo, pero no olvidemos que el producto per cápita se ha recuperado apenas al nivel que tenía en 2018. Aun si en este 2024 tenemos un crecimiento, el PIB per cápita será apenas ligeramente superior al que teníamos en 2018.

Deuda

Los altos intereses han hecho que aumente la deuda neta del sector público, que pasó de 10.8 billones de pesos en diciembre de 2018 a 14.6 billones en noviembre de 2023, y eso que AMLO prometió que no endeudaría al país.

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ENE 2 2023

Por elpiripituchi

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