Salvador García Soto
El juicio a Genaro García Luna, en la Corte Federal del Este de Brooklyn, en Nueva York, en un buen ejemplo de que, para la Justicia de los Estados Unidos no hay temporalidad ni prescripción cuando se trata de castigar delitos y conductas que, de acuerdo a sus leyes extraterritoriales, afectaron su legalidad e intereses. Diez años después de que el expoderoso exsecretario de la Seguridad Pública mexicana terminara su cargo en el sexenio calderonista, y aun habiendo sido reconocido y homenajeado por agencias del gobierno estadounidense como “policía ejemplar” y “amigo” de los americanos, García Luna está hoy sentado en el banquillo de los acusados por delitos de narcotráfico y en un juicio que le augura una larga condena en una prisión de máxima seguridad de la Unión Americana.
La reflexión viene a cuento porque, justo los que hoy están tan entusiasmados y exaltados por el juicio al exfuncionario calderonista, tanto que celebran la realización del mismo como “un acontecimiento muy importante” y difunden y replican todo lo que se dice en las audiencias de la Corte del Distrito Este, como un tema “que todos los mexicanos deben saber y estar informados”, podrían sufrir una vuelta del revés y estar dentro de algunos años, en un futuro no muy lejano, también siendo acusados, investigados y quizás hasta juzgados por un tribunal estadounidense por posibles delitos contra las leyes norteamericanas.
Y es que así como a Genaro García Luna tardaron años para armarle un expediente judicial con denuncias y testimonios que provenían desde el periodo de 2006 a 2012, cuando el entonces secretario y principal estratega del presidente Felipe Calderón en su “guerra contra el narco” estaba en los cuernos del poder, y no fue sino hasta 7 años después de terminado aquel sexenio cuando lo detuvieron en diciembre de 2019 en la ciudad de Dallas, Texas, igual ahora mismo podrían estarse fraguando y llenando “expedientes criminales” en varias agencias del gobierno de Estados Unidos, en contra de personajes de poder en el actual gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
Imaginemos, por un momento y en un ejercicio de ficción, que ya es el año 2033 y en esa misma Corte Federal de Brooklyn, empieza un juicio contra un general retirado del Ejército Mexicano, tres exgobernadores y un ex dirigente del partido gobernante en México. A todos ellos los acusan de haber tenido relación con el asesinato de un empresario de México que, a través de contrabando ilegal (huachicoleo) de gasolinas y diésel estadounidense por las aduanas mexicanas, obtuvo ganancias multimillonarias en dólares con las que apoyó campañas políticas de candidatos del partido oficial más de 12 años antes, en el año 2021. El juicio sería, sin duda todo un escándalo, y así como ahora los actuales gobernantes disfrutan y se solazan hablando de ese juicio y de los siniestros personajes que desfilan en él, habría seguramente otros en el poder que se divirtieran e hicieran de ese enjuiciamiento a políticos mexicanos “un asunto de la mayor importancia para todos los mexicanos”.
Eso, que por ahora es solo ficción, podría tener algún viso de realidad si se toma en cuenta que el expediente que abrieron al menos una agencia del gobierno estadunidense, la DEA, está vigente sobre las actividades ilícitas que llevaba a cabo el empresario tamaulipeco Sergio Carmona, quien fue asesinado en noviembre de 2021 en San Pedro Garza, Nuevo León, en condiciones y por motivos aún no esclarecidos. Antes de que lo mataran, Carmona se había reunido con agentes del FBI y del DEA, por separado, en al menos dos ocasiones. Los encuentros tuvieron lugar en la ciudad de Monterrey y en ellos Sergio habló del negocio millonario de huachicol de combustibles que él manejaba por la Aduana de Reynosa, con el conocimiento y protección de un alto mando de la seguridad y la inteligencia federal mexicana.
De acuerdo con fuentes que conocieron de esos encuentros, al menos una de las declaraciones a la DEA tuvo carácter y Sergio Carmona estaba en vías de negociar una figura de “testigo protegido” o “testigo de interés” para la justicia de los Estados Unidos, a partir de la información que había ofrecido a los agentes estadounidenses sobre un presunto financiamiento millonario que él entregó a la dirigencia nacional de Morena y a las campañas de al menos tres candidatos a gobernador por ese partido en 2021.
Ese documento, en manos de la justicia estadounidense, sería la base de un expediente que está abierto y que podría dar los elementos legales suficientes para que el Departamento de Justicia de Estados Unidos iniciara en un futuro, primero una investigación y después un juicio, sobre la muerte y el asesinato de Sergio Carmona Angulo, quien a partir de que declaró ante una autoridad del país vecino, podría ser considerado un “testigo clave” para la investigación de delitos y violaciones contra las leyes estadounidenses. Se podría invocar, en ese caso, un juicio “post mortem” de un “testigo de interés” para los Estados Unidos, y en ese proceso podría involucrarse a los políticos y funcionarios de Morena y de la 4T que el mismo Carmona mencionó en sus declaraciones, como parte de su red de sobornos y financiamientos políticos con dinero ilegal.
Y seguro dirán que eso son meras especulaciones y que lo que hoy se ve como mera ficción es imposible. Pero así empezaron las investigaciones contra Genaro García Luna, quien ya durante el auge de su inmenso poder, durante los años del calderonismo, había recibido acusaciones, señalamientos y hasta declaraciones de narcotraficantes como testigos protegidos que lo vinculaban al Cártel de Sinaloa y a los sobornos que presuntamente recibía para dar protección a esa organización. El propio García Luna, si le hubieran dicho en 2013 que iba a terminar siendo detenido y acusado por la justicia de Estados Unidos de cargos por narcotráfico, se hubiera reído, porque se sentía tan impune que hasta compró casas, mansiones y creó sociedades, fideicomisos y empresas en el sistema financiero estadounidense. 6 años después lo apresaron y tres años después, en este 2023, está en el banquillo de los acusados.
Por eso quizás no debieran festejar tanto en la 4T ni promocionar como lo hacen, como una suerte de divertimento o distractor político, el juicio que hoy enfrenta en exsecretario calderonista de seguridad. Ya decía el maquiavélico obispo de París, Charles Maurice de Talleyrand, que incitó a revoluciones, engañó a reyes y encumbró y traicionó a muchos políticos de su época: “los carniceros de hoy serán las reses del mañana”. Y tal vez lo que hoy parece ficción, para el 2033 no sea tan irreal y veamos en la Corte Federal de Brooklyn nuevos juicios, nuevos acusados y antiguos carniceros convertidos en reses y en el banquillo de los acusados. Después de todo entre la realidad y la ficción siempre termina imponiéndose la realidad.

Por elpiripituchi

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