ANTONIO QUEVEDO SUSUNAGABRECHANDOEN LA MIRALa estrategia del ejército, marina y autoridades federales no ha concluido su tarea, sigue la segunda etapa de sus objetivos que es la persecución y detención de los narcos que fueron detectados que enfrentaron a las fuerzas armadas.Es claro que las autoridades federales tienen una radiografía en dónde viven, en dónde tienen sus laboratorios, las ligas que hay entre grupos de delincuentes y corporaciones policiacas, entre otras muchas informaciones, que serán usadas en esta segunda etapa.Los gobiernos cómplices, como el del panista Felipe Calderón Hinojosa, no tuvo conciencia y seguramente tampoco pensó en el daño que le estaba provocando a los millones de mexicanos y la humanidad, porque estaba pensando en el negocio redituable que significan las drogas, pero no pensó en las muertes que estaban que están provocando entre los consumidores, además del exterminio de narcos que autorizó.La actitud de Felipe Calderón, la han asumido muchos de los gobernadores, que pierden el objetivo y se dedican hacer dinero sin importar el daño que provocan.Esos gobernadores que se llenaron los bolsillos de dinero, como Calderón, como lo han hecho todos los gobernadores que están siendo investigados por complicidad con el narco, que están en las cárceles por ser parte de las bandas criminales o que sus familias se alegran de esos negocios sucios y perversos que les generó el poder.Los mexicanos nos hemos equivocado muchas veces, al elegir a personas que no son las indicadas para dirigir el país, para gobernar un estado o un municipio, que no tienen la vocación de servir y se les hace falta delinquir.El voto de cada uno de los mexicanos tiene un gran valor, porque otorga poder, razón por la cual, debemos tener plena conciencia a quién le daremos nuestro voto en el 2024.Las policías roban porque sus jefes les exigen una cuota, los jefes roban porque sus jefes máximos lo están haciendo y esta se convierte en una cadena perversa que termina con el daño como el que nos heredaron Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, sujetos que no soportarían una auditoría. Han sido los jefes de las bandas de delincuentes y saqueadores.Los narcos crecieron en México porque hubo gobernantes deshonestos que los solaparon o se convirtieron en cómplices. De ahí la reflexión de los narcos, que con el sólo 10 por ciento de las ganancias de las drogas se volverían multimillonarios, el resto era para comprar presidentes, gobernadores, policías y otros funcionarios públicos.La otra parte es que hay muchos jueces y magistrados, que son empleados de los narcos, que son los que los protegen con amparos o dejándolos en libertad. De ahí que esos jueces y magistrados son enemigos de la sociedad. En realidad, no hay diferencia entre un narco que asesina y juez corrupto.Por otra parte, está pendiente del gobierno de Andrés Manuel López Obrador y de Rubén Rocha Moya, una atención directa y eficaz contra las adicciones que están generando el consumo de dichas drogas que producen en la entidad estos grupos delincuenciales.La otra tarea que debe llevarse a las escuelas primarias, secundarias y preparatorias es la orientación y concientización para que los niños y jóvenes tengan la decisión de rechazarlas dichas drogas, en aquellos casos de que tengan acoso por parte de los distribuidores.De alguna manera deberá haber un contrapeso en la expansión de la narco-cultura que tiene una alta intensidad de refuerzo social.Es claro que las decisiones de las autoridades federales, estatales y municipales no pueden cerrar los ojos a la difusión apologética de los narcocorridos o de personajes que se dedican a la producción y distribución de dichas drogas. Deben actuar de inmediato. Navegación de entradas Columna Columna