ANTONIO QUEVEDO SUSUNAGABRECHANDOLAS CONSECUENCIASLa detención de Ovidio y otros miembros de su equipo, fue una acción contundente de los elementos del ejército, la marina y otras autoridades federales, que no dejaron duda de su eficiencia en la conciencia de miles de sinaloenses, que fueron testigos de estos hechos de violencia.En el primer Culiacanazo, los miembros de la delincuencia organizada creyeron que habían derrotado al ejército mexicano porque soltaron a Ovidio, por orden del presidente Andrés Manuel López Obrador, que consideró que podía haber muchos muertos inocentes.En esta segunda acción, la poderosa banda del narco, intento rescatar a Ovidio; sin embargo, era una acción plenamente planeada durante seis meses, que le siguieron los pasos a Ovidio y a su gente, hasta ubicarlo en la madrugada, detenerlo y trasladado de inmediato a la ciudad de México y encerrarlo en el penal de alta seguridad, en el mismo lugar en donde estuvo su padre El Chapo Guzmán.Es evidente que esta ocasión, el ejército actuó con la decisión claramente definida y con la orden de detenerlo a costa de lo que fuera.Ante los ojos de la sociedad de Sinaloa y de México, se mostró el poder que tiene el ejército, su equipo especial y su determinación de proceder con éxito ante cualquier grupo poderoso como es el Cártel de Sinaloa.Es evidente que no hubo poder que haya resistido una acción como la emprendida por las fuerzas armadas, enseñanza que la deberán tomar en cuenta los narcos para evitar de enfrentar o retar con su poder al ejército.Las consecuencias para el narcotráfico en Sinaloa, tiene su primera llamada, porque las acciones desplegadas están encaminadas a cuidar a la población que nada tiene que ver con el narco, como darle certidumbre de que podrá continuar con seguridad su quehacer productivo, comercial y social.Es evidente que estas acciones sólo las puede realizar el gobierno de México, porque los estados no cuentan con la infraestructura y poder para hacerlo.Es lógico que haya una investigación de gente muy ligada al cártel, que estén investigando las “casas de seguridad del narco”, como también están buscando a la gente clave de Ovidio que logró escapar.Es evidente que tienen toda la información, como también conocen a los cómplices de dichos narcos en las corporaciones policiacas, razón por la cual, habrá una purga.El cateo de casas en la ciudad de Culiacán, como en las poblaciones rurales están siendo vigiladas para actuar de inmediato y encontrar las armas en donde las tienen escondidas.Las consecuencias de estos hechos de violencia, es un golpe muy fuerte al narco de Sinaloa, a los grupos que estaban acostumbrados actuar con toda impunidad, cuestiones que tendrán que desaparecer, dado que hay un seguimiento puntual a estos hechos.En Sinaloa, aunque tiene mucha gente el narco, no tiene la suficiente preparación para competir contra un ejército preparado para la guerra, para actuar con inteligencia y usar el equipo que tiene a su disposición como son los helicópteros y avionetas rápidas, como las que intervinieron.Esta lección que recibieron los narcos, seguramente los llevará a reflexionar acerca de sus técnicas de comercialización y copiar un tanto las estrategias empleadas por los narcos gringos.Es obvio que las autoridades federales deben tener en sus manos los expedientes de los posibles sucesores de Ovidio. Y estar bajo la lupa de sus investigaciones.En este segundo Culiacanazo quedó muy claro, que el ejército y el gobierno cuando decide actuar para poner orden, no tiene competencia y su fuerza es contundente, cuestión que seguramente la deberán aprender quienes se dedican a dichos negocios ilícitos. Navegación de entradas Columna Notas Nacionales