Los morenos salvan a Cuitláhuac, pero abandonan a víctimas
Salvador García Soto
La embestida del ala dura de Morena, en la bancada del Senado, logró doblar ayer a Ricardo Monreal y tirar la Comisión Especial con la que los senadores investigaban abusos de autoridad y violaciones de derechos en Veracruz. La renuncia de Dante Delgado a la presidencia de dicha comisión y su fuerte discurso contra la sumisión y sometimiento de los senadores morenistas a las órdenes del Presidente fue el aviso de que los 31 legisladores radicales, que salieron a la defensa del cuestionado gobernador Cuitláhuac García, habían triunfado en su rebelión contra el coordinador zacatecano al que incluso llegaron a amenazar con desconocer como líder de la bancada oficialista.
Azuzados por Claudia Sheinbaum, que mandó a sus operadores más duros como César Cravioto a iniciar la revuelta y envalentonados por el espaldarazo público que el presidente López Obrador le dio al controvertido mandatario de Veracruz la semana pasada en un enlace remoto desde la mañanera, donde le dijo “estamos contigo, Cuitláhuac”, los rebeldes morenistas lograron imponerse a la Junta de Coordinación Política del Senado desde el momento en que rebasaron la mitad de senadores de la fracción y pusieron en jaque el liderazgo de Monreal, que tuvo que negociar ante la posibilidad de que en la próxima plenaria de la bancada, le lograran arrancar uno o dos senadores y votar un cambio en la coordinación parlamentaria.
La operación dictada desde el Palacio del Ayuntamiento, con el aval del Palacio Nacional, tenía como fin evitar a toda costa que la aprobación de la Comisión Especial para Veracruz fuera sometida a la aprobación del pleno, pues sabían muy bien que los 30 senadores afines a Monreal, más los votos del bloque opositor, automáticamente ganarían la aprobación y el reconocimiento del grupo investigador como una comisión legislativa formal y con facultades plenas para documentar y sancionar las arbitrariedades y violaciones de derechos fundamentales que ha cometido el gobierno de Veracruz en los tres años de la administración de Cuitláhuac García.
Y sí, es un hecho que Claudia Sheinbaum le ganó este round a Monreal, en su anticipada lucha sucesoria, y que la jefa de Gobierno logró salvar, con el apoyo del Presidente, a su amigo y supuesto operador de su precampaña presidencial. Lo grave de todo esto, es que, en su afán de lealtad ciega y sumisión total, los 31 senadores de Morena que empujaron por desaparecer la Comisión Especial para Veracruz, se olvidaron completamente de las víctimas de abusos y violaciones que ya se habían acercado al Senado para denunciar los atropellos de derechos que han sufrido del gobierno veracruzano.
Porque hasta ahora ese grupo legislativo, creado por los coordinadores parlamentarios en la Jucopo, había recibido ya 84 denuncias formales de ciudadanos de Veracruz que se acercaron al Senado en busca de ayuda ante actos de injusticia, abuso de autoridad y atropellos de sus derechos cometidos por autoridades veracruzanas tanto estatales como municipales. Todos ellos están documentados y ya eran motivo de seguimiento y revisión por el grupo que dirigía Dante Delgado.
La 4T extravió el rumbo y cambió sus consignas históricas y sus promesas de “transformación” por una defensa a ultranza de los suyos y de sus privilegios políticos. Los senadores de Morena, dijo bien Dante Delgado, están actuando peor que los priistas y panistas del pasado al someterse indigna y penosamente al designio presidencial y de la jefa de Gobierno que se jura ya la “delfina” y favorita.
En eso acabó la esperanza lopezobradorista, en una secta de fanáticos e incondicionales, sin pensamiento propio, que se vuelven ciegos, sordos y mudos cuando su líder supremo se los manda; y que abandonan no sólo su congruencia, sus luchas históricas y principios, sino también a las víctimas de abusos. Pobre México con esos congresistas.
Salvador García Soto