Sobre el camino
Benjamín Bojórquez Olea.
Está por todas partes. Siempre lo ha estado, pero en ocasiones el rostro más atroz de la política se manifiesta. El PRI en Sinaloa desde hace muchos años unas cuantas familias se han rotado el poder para un simple objetivo desmantelar los recursos de la sociedad. Sinaloa ya ha sufrido alternancias, pero muchos personajes del priismo se han mantenido con diversos cargos de importancia y relevancia política en palacio de gobierno. En paralelo, el PRI se ha sostenido pese a su debacle política electoral en cargos por diversas felonías que han soslayado la más cruel de sus virtudes “las traiciones”, para eso son todos unos expertos en la materia, y los que no lo eran, se hicieron al margen como el caso de la gerente estatal del PRI por encargo, la diputada local por representación proporcional, Cinthia Valenzuela Langarica, que cuyo silencio desde la máxima tribuna del estado es la prueba indudable de su conducta, ni que decir de sus compañeros de bancada. Una de las razones es que desde siempre ha sido tierra de poderosos caciques. La condición eterna de pobreza ha favorecido los cacicazgos, los que se han sucedido unos a otros y procurado todos no alterar la fértil situación social-política para su perpetuación. El insaciable juego democrático ha sido brutalmente administrado y hasta secuestrado por poderosos caciques empresariales, cuyo poder -intereses, cargos, fortunas- se ha mantenido casi incólume al paso de muchas décadas. El linaje de facto ha llevado a la conexión con las oligarquías, con la represión, en un estado de putrefacción tanto al interior como actualmente han querido manejar desde los sillones de poder, como un eventual pleito entre personajes, sin la mísera coincidencia, de que la gran mayoría se lisonjea y se ríe del pueblo sinaloense a sus espaldas. El cóctel que hace posible estos fenómenos es el mismo en todos los casos: pobreza, sometimiento de pueblos y habitantes por la vía violenta, control de las fuerzas económicas en familias y parentelas y apoderamiento de los puestos como presidencias municipales, diputaciones locales y federales, senadurías y hasta las propias dirigencias estatales como en este caso la del PRI. Y claro, el visto bueno del poder estatal que llevará mano en la elección interna que viene para dicho instituto político mencionado. Este ha sido el eterno manejo político que se ha mantenido hasta la fecha, pues en sucesivos gobiernos los cacicazgos les garantizan orden y control. Nada más observar a la oposición en Sinaloa, sin brújula y mecanizada para levantar el dedo a excepción de la izquierda, que ha sostenido pese a su mal desempeño gubernamental una suave proyección que atenta con la avaricia de políticos que buscan sobrevivir a costa de su dignidad y capacidad para colarse a un cargo que le permita continuar sangrando al erario público, peor aún, sin importar que opinen las personas que una vez les otorgaron de forma leal y emocional su voto. El PRI en Sinaloa se desmantela y muchos hablan de que no se le ha permitido un PRI abierto al diálogo y a oportunidades, pero son ellos mismos los que renuncian y que en su momento tuvieron secuestrado ha dicho instituto político. En fin, la purga crecerá y su destino será Morena, o sea, la nueva moda social no solo en Sinaloa sino en el país. Como la muy famosa “pax porfiriana”, en versiones “modernizadas” y adaptadas a las circunstancias de cada sexenio. Todo apunta a la ruptura de esa larga línea de cacicazgos, al derrumbe de una hegemonía rancia que choca con los vientos de cambio que soplan en el país y respectivamente en Sinaloa. Pero nuestro gobernante de la silla más refrigerada del estado está en la idea de comprar esa traición que por años ha tenido en el total abandono a esa militancia que cobrará facturas y se unirá a otros partidos que no sea Morena. Por lo tanto, el Dr. Rubén Rocha Moya realiza su chamba política y camina por las aldeas para recoger los escombros de personajes que han saqueado sus municipios sin piedad y misericordia alguna. Repito, el gobernador de Sinaloa teje su red para darle su estocada final al PRI, y tal parece que poco a poco lo está logrando. Y puesto que ni los números ni la contundencia de los hechos en las pasadas elecciones, jalones, alianzas, hurtos de urnas o rupturas, el augurio es que, en Sinaloa, efectivamente, se encuentra en un severo ajuste en el manejo del poder.
GOTITAS DE AGUA:
En Sinaloa no hay oposición, a excepción de dos personajes, el Senador, Mario Zamora Gastelum y el dirigente estatal de Movimiento Ciudadano, Sergio Torres Félix, distinguidos personajes que le han apostado a la congruencia en los hechos y que han señalado acciones irregulares del gobierno. ¿Dónde están los dirigentes estatales del PRI y el PAN en Sinaloa y otras plataformas políticas no menos importantes? Buena pregunta. ¿Dónde están los diputados locales y regidores de oposición? Otra muy buena pregunta, si los ven denle “like”. Esa es la prueba fehaciente de que en Sinaloa no hay comas ni puntos suspensivos. ¿Será que el Senador Mario Zamora por su representatividad e investidura política tenga que poner orden en la mesa de su partido?, ¿será demasiado tarde para Mario Zamora, llamar a la unidad? Sergio Torres Félix desde su representación política al cargo que ostenta realiza críticas constructivas que muchos hasta hoy están sometidos y, por ende, callan desde sus concernientes cargos públicos. A mi criterio son muy importantes los contrapesos, ya que, a pesar de todo, pareciera que este sistema se ha debilitado sustancialmente. Hoy existe un legislativo casi en su totalidad al servicio del ejecutivo estatal. En palabras de Montesquieu y en congruencia con el sistema de separación de poderes: “Para que no se pueda abusar del poder, es preciso que el poder detenga al poder”. “Si cierran la puerta, apaguen la luz”. “Nos vemos Mañana”…