Sobre el camino
Benjamín Bojórquez Olea
Nosotros como padres somos los que más queremos que nuestros hijos regresen a las aulas, jamás será igual la escuela en línea, que la presencial. Eso nos queda bastante claro. Actualmente hay 2 cosas que no permiten el regreso a clases ordenado y con seguridad para la comunidad escolar y docente. La primera es la falta de infraestructura y arreglo de muchas escuelas, pues es un factor de riesgo por tanto tiempo que han estado en pleno abandono; muchas de ellas fueron vandalizadas y el estado no ha podido diseñar un plan para que se arreglen y estén en condiciones físicas de recibir a los alumnos, es decir, muchas no cumplen con las condiciones de seguridad e higiene requerido para que tu hijo e hija vuelvan a clases, en muchas de ellas existen instalaciones que no sirven y el estado no se ha preocupado por reparar la infraestructura interna de los centros escolares. La segunda causa para no volver a clases la externó el pasado fin de semana el gobernador del estado, que por sentido común y debido al alza del popular Covid y su nueva variante Ómicron, lo que finalmente pospuso el regreso a las aulas. Cupo más la congruencia y la prudencia que lo político. Estoy de acuerdo que todos los niños y adolescentes regresen a sus actividades educativas, pero tiene que haber condiciones para tal regreso, en realidad ese es el tema. Por ahora, debería existir un gran esfuerzo y comunión de las autoridades escolares de gobierno y de las instituciones sindicales del estado, no cabe ahorita la confrontación, ni es prudente argumentar que esto del no regreso a clases es tema político, es un tema de salud pública que debe resolverse en conjunto y acuerdo entre gobierno y sindicato, en ambas partes debe imperar la prudencia y ambos deben cuidar lo más importante que tiene el ser humano que es la vida de muchos alumnos y maestros. Esto, mientras las condiciones sanitarias y de salud pública lo permitan. La indicación de las autoridades de la educación un poco antes del pasado fin de semana era “firme y clara”: <>, pero aspectos como estos y más, se esgrimen como soporte a sus indicaciones. Pero el pasado fin de semana el gobernador del estado debido a la pandemia increpante metió reversa y suspendió atinadamente el regreso a clases, sería deseable encontrar certezas en las intenciones y formas de alcanzarlas, pero la situación actual dista mucho de esto, aproximándose más a la necedad de quienes tienen que cumplir una orden. Cierto, me olvidaba que, en la milicia, las órdenes no se cuestionan, se cumplen, con la esperanza de llegar a generales. Considero que tanto el gobernador, como las autoridades del SNTE Sección 53, hay razón hasta cierto punto, porque deben de olvidarse por ahora del tema político sindical, económico y entrar en ese diálogo permanente, que permita se integre la congruencia y el bienestar de los alumnos y maestros, ya que todos necesitamos que la educación vuelva, pero ya que todo el sector educativo y docente se encuentre debidamente vacunado en su totalidad, esto incluye también al área administrativa de dicho sector, además de reparar la infraestructura de las escuelas, sobre todo en el área rural donde tienen muchas más deficiencias, aquí habría que analizar cuáles serían las escuelas para un eventual regreso a clases presenciales cuando así sea requerido. Aun cuando pudiera resultar comprensible su actuación como administración, por la cultura existente en ese campo, lo que complica la situación actual cuando de cumplir sus indicaciones se refiere, pues se trata de la salud de hijos, hermanos, amigos y padres…; no resulta sencillo para muchas personas ni comprender, ni ejecutar, sin chistar, la instrucción desde las “autoridades”. Hasta los más disciplinados dudan de enviar a sus hijos a las escuelas en estos momentos. Los padres de familia o madres o tutores o tutoras, de niños y jóvenes, se encuentran en una situación de miedo, de aprendizaje y de esperanza. El miedo de contagio es evidente, el aprendizaje que como sociedad hemos adquirido, en el sentido de que debemos extremar cuidados de nuestra salud y de la de los demás; y de esperanza, de que salgamos a la calle y resultemos libres de contagio, para seguir con nuestra vida. He defendido y defiendo la apertura de las escuelas, sin embargo, señalando la necesidad de contar con las condiciones indispensables en infraestructura, la necesidad de modificar el paradigma educativo desde el cual se mueve dicho sector actualmente, avanzando a uno en donde las aulas extendidas sean los entornos de presencialidad, gracias a las conexiones establecidas entre los sujetos intervinientes en los procesos educativos; a lo anterior, he de agregar como tercer elemento, la necesidad de contar con condiciones contextuales mínimamente favorables para salir a la calle, con la certeza de no contagio. Esperar que después de algunos contagiados, enfermos y muertos, logremos adaptarnos para continuar como sociedad, no me satisface en lo más mínimo; basta escuchar a las personas, muchas de verdad, que no quisieran enviar a sus hijos a la escuela, hoy los comprendo. No encuentro elementos suficientes para pensar que el regreso a la escuela en las condiciones actuales sea en verdad lo más adecuado, en tal sentido tanto el gobernador como el SNTE Sección 53 tienen razón. La unidad en estos momentos es toral.
GOTITAS DE AGUA: Desde luego que hay que distinguir las situaciones distintas existentes entre los diferentes niveles educativos, así como entre escuelas públicas o privadas, y desde luego, las abrumadoras brechas en las condiciones existentes entre grupos económicamente diferentes. Pobres o ricos, todos valemos lo mismo, por la simple razón de ser personas, por tanto, nadie puede arriesgar la salud y vida de otro. Junto a la presión de dar cumplimiento a las indicaciones de regreso a las escuelas, debería existir un esfuerzo monumental por parte de las autoridades, por encontrar nuevas formas de brindar educación. Soy pesimista con esperanza, solo que, en ocasiones como ésta, no es suficiente cerrar los ojos y lanzarse. Hoy los riesgos de salud son de consecuencias vitales. Por ello, la presencialidad de los maestros y alumnos debe ser revalorada por gobierno e instituciones educativas como la SNTE Sección 53 y demás instituciones públicas y privadas, pues finalmente el retorno a las aulas quedará al margen del sentido común, quien gana o pierde somos nosotros como sociedad. “Si cierran la puerta, apaguen la luz”. “Nos vemos Mañana”…