PUNTA DE LANZA.
EL COVID, LAS PRUEBAS Y LA BURRA ARISCA.
Por Armando Ojeda.
Es innegable. La realidad está ante los ojos de propios y extraños. Todos la vemos y también sentimos. Pero pocos reaccionamos.
Y ahí está esa cruda realidad, lacerando nuestras almas al mirar las filas humanas que se forman de manera cotidiana en nuestras calles y espacios públicos.
Unos, buscando afanosamente la VACUNA, y otros para someterse a la PRUEBA clínica. Ambas relacionadas por supuesto con el COVID-19.
En las filas de las VACUNAS sin duda se genera el ánimo, el entusiasmo, la fe y desde luego la esperanza de encarar con éxito al terrible y mortífero bicho.
En las hileras humanas de las PRUEBAS, se denota la otra cara de la moneda, es decir; El dolor, la pena, el temor, la tristeza y la desesperación.
¿La razón?; Los demandantes de las PRUEBAS, son personas que presentan alguna molestia o síntoma del virus, lo que los convierte en entes desesperados, que motivados por el miedo no repararán en gastos para pagar la auscultación.
Por ello, la gran diferencia entre ambas filas, es que, mientras las VACUNAS son gratis, LAS PRUEBAS tienen un importante costo económico.
Y el problema se engrandece, cuando el resultado de la dichosa prueba médica, nos entrega la verdad no deseada, es decir, el POSITIVO.
Ese acontecimiento nos anuncia el inicio de la verdadera guerra de los humanos contra el COVID-19.
Una guerra a muerte, que en el mayor de los casos, el saldo de perdedores se ubica en la más grande de todas las filas; La fila de los pobres.
Pero lo paradójico de las cosas, es que la lucha a muerte entre los millones de pobres y el CORONAVIRUS, está generando, por un lado, la pérdida de miles de personas, y por el otro, en lo que sería un terrible contrasentido, muchos nuevos ricos.
Todos lo sabemos; El virus letal ha generado a lo largo y ancho de nuestro planeta – México incluido-, no solo dolor y muerte, sino también de manera paralela, nuevos y numerosos millonarios.
Si, millonarios cuya máxima preocupación sería que el coronavirus desapareciera pronto de la faz de la tierra, poniendo fin al negocio más grande de sus vidas.
Sabemos todos, que la pandemia del COVID-19 ha generado que las cuentas bancarias de los propietarios de hospitales y laboratorios de análisis químicos se hayan disparado de manera exponencial.
Es posible que alguien alegue con justa razón, que los empresarios de la salud están en su derecho de obtener ganancias en la práctica de sus conocimientos científicos, y ello, desde luego no se puede poner en tela de discusión.
Dirían además, los que así se manifiestan, que los empresarios nos prestan un servicio elemental frente a la pandemia que nos azota…. Argumento también asistido por toda la razón.
Sin embargo, mientras la polémica se desata, los bolsillos de las clases populares sangran lastimosamente en busca de las citadas PRUEBAS COVID, ante la mirada, a todas luces despreocupada de nuestras autoridades en todos sus niveles.
Unas autoridades, que nada han hecho para promover la distribución de PRUEBAS confiables y gratuitas para la alta demanda que presenta la población mexicana, dejándola en manos de voraces mercaderes de la salud.
Creo que a todos nos queda claro, que si el gobierno pusiera a disposición de la población las PRUEBAS COVID de manera gratuita, los empresarios de la medicina y laboratoristas las pondrían de inmediato al alcance del peor de los pobres.
Por cierto, la semana pasada aparecieron en diversos portales de las redes sociales, algunas marcas de pruebas COVID-9, a precios accesibles.
La reacción de la Secretaría de salud de la Ciudad de México, a través de la agencia de protección sanitaria –AGEPSA-, se dejó sentir de inmediato para descalificar el producto, alegando que se trata de un fraude.
Argumentan, que las marcas que están siendo ofertadas no están autorizadas por la Comisión Federal para la Protección de Riesgos Sanitarios-COFEPRIS-.
Por esa razón, la autoridad sanitaria pidió a la población que no las compre por que no son confiables. Son un fraude, aseguran.
El argumento que AGEPSA expone, es que, de aplicarse esa prueba y obtener un resultado negativo, las personas podrían confiarse y generar una propagación de los contagio entre sus familiares.
La exposición es válida y aceptable, ya que la advertencia no solo es justa y necesaria, sino también correcta.
Sin embargo, las preguntas de algunos mal pensados se dejan sentir de manera quizá descabellada, pero igualmente pertinentes.
¿No encierra esa premura mostrada por AGEPSA por descalificar las “falsas” PRUEBAS COVID, la intención de desacreditar a aparentes competidores desleales de los grandes empresarios del mundo de la medicina?.
¿No serán acaso, una amenaza para el millonario negocio de los grandes empresarios de la salud?.
Son solo dos preguntas, que, aunque temerarias, debieran ser válidas.
Es que, la verdad sea dicha, nunca he podido olvidar ese viejo refrán que reza; “La burra no era arisca…Pero la hicieron”.
Y así, mi pluma se desliza por mi mente y corazón para escribir con letras de sangre algunas preguntas que fluyen por mis venas.
¿Por qué, nuestros gobernantes no aplican los recursos financieros que sean necesarios, para la adquisición de las millones de pruebas COVID-19 que reclama de manera emergente la población mexicana?.
¿Cuántas personas han muerto, y cuántas seguirán muriendo por la razón de no contar con dinero para practicarse a tiempo la PRUEBA
COVID-19, y no llegar tarde en busca de atención al hospital?.
¿Será, en efecto que no quieren pegarle en sus entrañas al millonario negocio de unos cuantos?… Insisto, son solo preguntas al aire.
Creo yo, que se puede poner la PRUEBA al alcance de los más pobres… Porque dinero hay, lo que no hay es presupuesto… Y según vemos, tampoco voluntad oficial…Nos vemos despuesito.