Sobre el camino
Benjamín Bojórquez Olea
Agradezco a las y los amigos que se tomaron un momento de su tiempo valioso para ponerse a la orden y desearnos lo mejor de las vibras debido en parte a la salud familiar que durante varios meses ininterrumpidos del presente año hemos sido objeto, sin embargo, no hemos bajado la guardia y continuamos pese a todo lo sucedido con nuestras actividades laborales diarias, mi gratitud y respeto para todos ustedes. Regresando a lo mío. En Sinaloa el nivel medio superior no aprovechó la coyuntura que nos ofreció la ausencia de las aulas. Me explico: desde que se suspendieron las clases presenciales por la pandemia a finales de marzo del año pasado, siempre se habló de un retorno a las aulas en semáforo verde porque se quería evitar el contagio entre alumnos y maestros. Iniciado el ciclo escolar 2020-2021, las escuelas privadas solicitaron el regreso a clases porque afectaba sus intereses económicos; sin embargo, el gobierno insistió que se haría hasta que el semáforo epidemiológico estuviera en verde. Aunque los contagios han disminuido y aún la población menor de 18 años no ha sido vacunada, el gobierno ahora hace lo contrario, insiste en que todos regresen a las actividades escolares de manera presencial, precisamente cuando las enfermedades respiratorias se incrementan por la temporada invernal. Una de las acciones que se llevan a cabo en las escuelas dentro del protocolo de seguridad sanitaria es el tener puertas y ventanas abiertas para que circule y se renueve el aire constantemente, por lo que en las aulas se producen corrientes de aire frío que pueden afectar la salud de alumnos y maestros, ahora, si no se contagian de Covid habrá muchas personas con enfermedades respiratorias. Aunque los protocolos de prevención de contagio se lleven a cabo en las instituciones educativas, se han presentado casos de ingreso de alumnos con síntomas que surgen al poco tiempo de su entrada a la escuela, desde luego se activa de inmediato la acción de seguridad y aislamiento de la persona; sin embargo, está latente el temor a un posible contagio. Ahora bien, existe el riesgo para la salud de los docentes sobre todo de aquellos con comorbilidades. La autoridad educativa indica que todas y todos están obligados a asistir de manera presencial a las aulas. Esto no parece importarles a las autoridades educativas ni de gobierno porque insisten de manera categórica en regresar a las aulas, porque según sus estadísticas un porcentaje muy importante ya asiste a la escuela y en esto se apoya el gobierno para, prácticamente, obligar al inminente retorno. Dudo mucho que ese porcentaje esté de regreso, en la institución de la SEPYC y otras por el estilo, no se alcanza un total de asistencia presencial y, además, el acceso de estudiantes en el modo virtual es muy escaso, es decir, el famoso modelo híbrido no está dando el resultado esperado. El hecho es que toda la labor de implementación del modelo, el ponderar sus bondades y la elaboración de estrategias encaminadas a presentar una mejora de la enseñanza y el aprendizaje no se está logrando, y no es por falta de compromiso de maestros y directivos, sino el interés de los alumnos por el estudio y la importancia que tiene en su vida futura. Las autoridades educativas solo presionan para mejorar las estadísticas del regreso a clases poniendo énfasis, como es notorio, en los números y no en el fondo del problema que es, entre otras cosas, la pertinencia de los contenidos que se ofrecen actualmente en la educación media superior.
GOTITAS DE AGUA:
Así las cosas, ¿qué pretende la autoridad con el regreso total a la escuela?, ¿cuál es el objetivo de hacerlo en esta época del año? Al parecer no se han dado cuenta que se deben renovar planes y programas que verdaderamente apoyen el desarrollo integral de los jóvenes y prepararlos para su vida en comunidad. No todos en este nivel tienen su mirada puesta en la educación superior, pero tampoco se les dan opciones y esto hace que muchos jóvenes actúen por inercia y no por un deseo real por estudiar y aprender. Muchos maestros se sienten impotentes ante el futuro incierto de los alumnos del bachillerato. Los maestros deberían preguntarse si les están haciendo un mal al tratar de que aprendan cosas que en la mayoría de los casos no les sirven en sus contextos ni en la mejora de su vida y entorno. Insisto, en un nuevo paradigma en la educación en el nivel medio superior no se aprovechó la coyuntura que les proporcionó la ausencia de las aulas por la pandemia para un cambio radical, puesto que está más que visto que el modelo actual no ha dado el resultado esperado. “Si cierran la puerta, apaguen la luz”. “Nos vemos Mañana”…