PUNTA DE LANZA.

“CHAVALITO”… ¿POR QUÉ?.

Por Armando Ojeda.

Lo conocí, y lo traté durante mi época de estudiante de la secundaria Antonio Mijares de San José del Cabo B.C.S.

Era, según mis recuerdos, un buen hombre. Decir que fue mi amigo, sería quizá navegar en el incierto mar de una percepción personal errática. Camarada sí.

Y es que “Chavalito” nombre con que siempre identifiqué al humilde señor del que hoy hago referencia (Nunca supe su nombre verdadero) era una persona ya entrada en años, y en ese entonces, quien esto escribe, apenas un mozalbete. Un gorrioncillo en la etapa del plumaje.

Éramos de tal modo, solo dos simples camaradas, cuyo afecto sin duda tenía su origen en el trato cordial y cotidiano que se había generado entre ambos, tras la diaria convivencia en aquel entorno.

El señor era un vendedor de helados (paletero) al que gracias a su sencillez y humildad, y quizá por algún grado de amistad con los directivos y maestros, se le permitía meter su carrito de venta al interior del plantel educativo.

Ello, desde luego era muy rentable para el viejo paletero, ya que al término de la clase de cada materia, la “plebada” se arremolinaba alrededor del carretón en busca del preciado y refrescante producto.

El privilegio de vender paletas heladas al interior de la Escuela, desde luego le generaba una evidente rentabilidad económica, al para mí, célebre personaje.

Por esa y no otra razón, “Chavalito” se permitía el lujo de abrir carteras de crédito para algunos clientes especiales, como su seguro servidor, quien hoy, desde los anales de su vida recoge estos trozos existenciales de la misma, para aquí relatarlos y exponerlos a la lectura de quien desee hacerlo.

“CHAVALITO”… ENTRE PALETAS, RISAS Y LIBRETAS.

Originario de aquella noble tierra sudcaliforniana, mi amigo el paletero se desenvolvía amigablemente entre los gritos, las risas, los libros y libretas de la juventud estudiosa, y la oferta de sus codiciadas paletas heladas.

Sobra decir, que no fueron pocos los traviesos que en alguna ocasión quisieron hacerle trinquete a “Chavalito” con alguna paleta, sin embargo, el viejo siempre estaba a ojo de águila para evitar el hurto.
Nunca reclamaba enojado ni con mal temple, ya que a los posibles estafadores los desarmaba con solo dos pausadas palabras de reclamo; ¿POR QUÉ?.

¿Y es que, cómo olvidar aquella vieja pregunta, que luego yo adopté, y normalmente utilicé para dirigirme al vendedor de hielo endulzado, cuando trataba de saber si mi crédito en su pequeña empresa estaba vigente, o si la cartera vencida indicaba una terrible negativa a mi demanda de su producto?.

¿POR QUÉ?, era la interrogante, con que normalmente me plantaba frente al humilde paletero, mirando fija y retadoramente a sus ojos, y esperando en esa posición su respuesta.

“PORQUE NO”, era, en el mayor de los casos la seca expresión del legendario comerciante, quien con esa clara y evidente respuesta me indicaba que mi crédito por ese día estaba cancelado.

Tras esa contundente expresión, no había nada más que discutir… Todo estaba dicho… Ese día no chuparía mi rica paleta helada de limón, por lo que solo me restaba la sana retirada.

Pero, debo dejar en claro, que fueron muchas las ocasiones en que aquel hombre de baja estatura, bigote medio recortado, sombrerito de palma, huaraches de vaqueta y sonrisa fácil, me entregó la respuesta por mí esperada.

¿POR QUÉ CHAVALITO?, le pregunté decenas de veces, para encontrarme con su sonrisa complaciente y rápida respuesta; “PORQUE SÍ”; En esos casos, la risa, tanto del estudiante como del paletero se tornaban en una sola, mientras el primero escudriñaba en el interior del cajón de las paletas, buscando el sabor de su preferencia…
Solo el grito de “Chavalito” interrumpía mi gozo, cuando me gritaba en tono de advertencia, “Esquimales No cabrón”.

HOY DE NUEVO MUCHOS “¿POR QUÉ?” LACERAN MI MENTE.

Pero si alguien supone que la vieja pregunta de “Chavalito” significa para mi un simple y viejo recuerdo de mi vida, está en un error.
Y es que, la frase que tanto me recuerda al viejo paletero, en la actualidad ha cobrado vigencia y cabalga impetuosa a lomo de mi humilde intelecto.

Son muchos los ¿POR QUÉ? que a diario se mueven en el entorno económico, político y social de nuestro Estado de Sinaloa, y de México mismo.

1.- Con motivo de la pandemia del COVID, gobierno, profesores y padres de familia no coinciden al momento de decidir si en el nuevo ciclo escolar, las clases deben ser virtuales o presenciales; ¿POR QUÉ?.

2.- El Presidente de México Andrés Manuel López Obrador, declaró la guerra a la corrupción, pero muchos observamos que solo se persigue a algunos personajes, mientras a otros, se les otorgan privilegios; POR QUÉ?.

3.- El gobernador electo de Sinaloa Rubén Rocha Moya, no asume aún los mandos del Estado y varios, analistas y grupos de opinión, ya le están generando posibles conflictos de interés político con miras a lo que será la sucesión presidencial a ocurrir hasta el año 2024; ¿POR QUÉ?.

4.- La pandemia generada por el coronavirus mantiene de rodillas al mundo, y sin embargo, miles se resisten a recibir las dosis de vacunación que la ciencia médica puso a nuestra disposición en una acelerada búsqueda por inmunizar a la población del terrible contagio; ¿POR QUE?.

5.- Publican algunos diarios nacionales, que el hoy ex gobernador de Tabasco Adán Augusto López, llegó a la ciudad de México el pasado jueves 26 de julio a realizar algunos trámites personales, como sería sacar su licencia de conductor, pero su amigo el Presidente de México Andrés Manuel López Obrador, le llamó a Palacio Nacional y sin decir aguas va, le prestó una corbata para que saliera presentable en la foto oficial donde se daría a conocer que a partir de esa fecha era el nuevo Secretario de Gobernación en sustitución de Olga Sánchez Cordero, quien también fue lanzada como flecha a ocupar su asiento en el Senado de la República.
Fueron dos cambios sorpresivos y acelerados en el primer círculo del grupo político del Presidente; ¿POR QUÉ?.

Estas y otras preguntas que me quedan en el tintero, me hicieron recordar a “Chavalito”, aquel viejo paletero, con quien en un juego de palabras ya entendidas, determinaba si era yo objeto del crédito de una paleta, o tendría que esperar mejores tiempos para saborear aquel exquisito manjar refrigerado… Nos seguimos viendo…D.M.

Por elpiripituchi

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