Agenda Política
Lo de siempre: Todos los candidatos
A la Gubernatura se proclaman
Ganadores del debate de anoche
= Propuestas escasas y ya conocidas de antemano
= Menudearon, en cambio, ataques y descalificaciones
= Rocha y Zamora, como se esperaba, los más golpeados
= Torres, Mendoza y Yolanda, los más agresivos de la ronda
Jorge Luis Telles Salazar
Todavía no concluía el debate de ayer y ya los candidatos con mejor porcentaje en la intención de voto -según las encuestas, por supuesto- se declaraban ganadores del evento con la lógica finalidad de influir en las preferencias ciudadanas y de provocar un movimiento en su favor en el marcador electoral hasta el momento. De hecho, desde antes del arranque ya se decían ganadores.
Así, los seguidores de Rubén Rocha Moya, Mario Zamora Gastelum y Sergio Torres Félix, por ejemplo, celebraron ruidosamente su supuesta victoria al lado de sus seguidores, al tiempo que refrendaban su seguridad en su triunfo el 06 de junio venidero, que es lo que realmente importa. Festejar que se ganó en el debate es irrelevante, toda vez que se trata de una proclama de parte y no es el juicio, por ejemplo, de un grupo de expertos en la materia que hubiesen analizado, como bajo lupa, las incidencias del debate.
Se trata, sin embargo, de una práctica común, muy a la política mexicana, que omite la natural evolución del ciudadano, como si nada hubiese pasado en México durante los últimos años. Y lo peor: que se acepta como tal.
Lo mismo de siempre: los respectivos equipos de prensa, de los señores candidatos, elaboran el comunicado correspondiente con horas de anticipación y lo mantienen embargado -en términos eminentemente periodísticos – con la orden de liberarlo, a la voz del moderador: “señores, muchas gracias por su atención y muy buenas noches”.
Bajo estas condiciones, como que no hay que tomar muy en serio las expresiones victoriosas de los señores candidatos; sin embargo si hay que observar de cerca los movimientos en las encuestas en los próximos días.
Porque será este factor quien determinará, a final de cuentas, el verdadero ganador del debate del 22 de abril, entre los contendientes a la gubernatura por el estado de Sinaloa.
Así de fácil.
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Y bien.
Dentro de esta serie de apreciaciones si hay un hecho ineludible: que si hubo debate.
En efecto, en tratándose de ocho candidatos y de un tiempo de un par de horas -que daba a los candidatos una participación no mayor de 12 minutos – teníamos nuestras dudas en el sentido de que se repitieran experiencias pasadas: que más que debates, eran foros en los que se exponían algunos de los programas de gobierno, con escaso margen para la réplica y mucho menos para la contra réplica.
Sin embargo, el Instituto Electoral del Estado de Sinaloa nos regaló una agradable sorpresa al aplicar un formato práctico, ágil y dinámico, que dio margen a la confluencia de los dos elementos básicos de la práctica: las propuestas, las observaciones a favor y en contra y las denostaciones, por supuesto, que a lo mejor son lo más interesante de un evento de esta naturaleza.
Y bueno, pues el formato funcionó. Y tan funcionó que fueron poco más de dos horas, que se fueron rápido y sin sentir, reflejo inequívoco de que el modelo dio resultado.
Hubo de todo, en realidad: propuestas, acusaciones y señalamientos.
De hecho lo que menos hubo fue eso, propuestas. Al menos no propuestas nuevas, porque las que les escuchamos a los señores candidatos -y a las tres candidatas- fueron prácticamente las mismas planteadas desde el arranque de sus respectivas campañas, el domingo 04 de abril pasado. Pocas novedades en realidad.
Y si, en cambio, muchos ataques entre sí, que no solo le pusieron música a la fiesta, sino que animarán el ambiente por las cinco semanas que restan de campaña.
Ya lo verá usted.
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Y bien.
El columnista carece de elementos para emitir su voto por uno u otro candidato; pero si hay elementos suficientes como para sostener que el más golpeado de todos fue Rubén Rocha Moya, el candidato de la alianza MoReNa-Partido Sinaloense.
Y curiosamente, junto con Rocha, estos ataques salpicaron recurrentemente a Héctor Melesio Cuen Ojeda, el dirigente estatal del PAS, que no es candidato. Al menos, no a gobernador.
A Rocha lo golpeó, especialmente, Mario Zamora (PRI-PAN-PRD), Sergio Torres Félix (Movimiento Ciudadano), Ricardo Arnulfo Mendoza (PES) y Yolanda Yadira Cabrera (Redes Sociales Progresistas), sin que nadie, excepto él mismo, saliera en su defensa.
Previo al debate existían especulaciones en el sentido de que Arnulfo Mendoza, Gloria González y Tomás Saucedo, le “harían casita” a Rocha Moya, en tratándose de partidos aliados a MoReNa en lo que hace a la elección federal; pero no fue así. Hay que decir que ni Tomás ni Gloria González tocaron al morenista ni para bien ni para mal. Se centraron básicamente en la lectura y la repetición de una serie de propuestas, no precisamente como para detener máquinas en medios impresos.
Rosa Elena Millán Bueno se inscribió en esa tarea. Ninguna descalificación. Ninguna denostación. Se limitó a la exhibición de un programa de gobierno basado en un sólido impulso a la educación, a las mujeres y niños, sustentado en el regreso de las estancias infantiles, becas y otros puntos eliminados por el gobierno de la Cuarta Transformación.
Pero, bueno, la realidad es que ya se esperaba algo así.
Rubén Rocha Moya es el puntero en las encuestas -ya lo hemos dicho, en mayor o menor porcentaje – y era lógico que fuese el centro de los ataques, que fueron desde los ridículos disparos de una “22” hasta verdaderos misiles intercontinentales. Fueron tantos que el candidato de MoReNa apenas y si tuvo tiempo para defenderse y muy poco para contragolpear, aunque si lo hizo, llegada la ocasión.
La más fuerte de sus intervenciones, quizás, se produjo al llamar “cobarde” a Ricardo Arnulfo Mendoza, tras solicitar el resguardo de la Guardia Nacional, convencido del peligro de su integridad y la de su familia, tras sus señalamientos en el debate. “Este cobarde, después de que difama, ahora si pide la protección de la autoridad”, dijo.
La verdad es que Arnulfo Mendoza tuvo para todos; lo mismo para Rocha, que para Zamora, que para Sergio Torres. “Aquí -les dijo en un momento dado- solo deberíamos haber dos candidatos y no ocho, porque siete son del PRI. Debería venir uno solo de ellos”. También le hizo una pregunta a Torres Félix, quien por cierto no respondió. En realidad, el candidato de MC se concentró en el de MoReNa-PAS y en el de la coalición PRI-PAN-PRD.
Yolanda Yadira Cabrera se metió en esa dinámica y llegó, incluso, a denunciar amenazas contra su persona, si hacía señalamientos contra Rubén Rocha en el debate. Por lo que se ve, no le hicieron mella y si formuló acusación directa contra presuntos responsables, a su juicio.
A Mario Zamora, por su parte, le dieron y dio. Y dio a discreción, especialmente en la parte final de su intervención.
Dolió a Zamora, por ejemplo, el señalamiento de Rocha acerca de que ya tenía dos elecciones perdidas y que buscaba la tercera y le recordó que él (Rocha) también ha sido derrotado en dos procesos anteriores, cuando contendió, precisamente, por la gubernatura del Estado: en 1986, contra Francisco Labastida y en 1998, frente a Juan S. Millán. A Sergio lo llamó “Morrín” y lo invitó a centrarse en el 3 por ciento que requiere su partido, para conservar sus prerrogativas políticas en Sinaloa.
En fin.
Mucho de que hablar y que escribir, una vez que las ideas estén en orden y nuestros apuntes debidamente clasificados, para dar lugar a juicios serenos, objetivos y tranquilos.
Por ahora, la dejamos aquí.
Y nos vamos ya, con nuestros deseos de siempre: que Dios los bendiga. Y cuídense mucho. Ahora más que nunca…
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